Malek Mersek, portavoz de los servicios médicos de emergencia estatales, ha informado que 40 personas han muerto y otras 80 han resultado heridas en un bombardeo sobre un centro de detención en el suburbio de Tajoura situado cerca de un campamento militar.

Osama Ali, otro portavoz, ha confirmado a ANF que al menos 120 migrantes estaban en el centro que ha recibido un impacto directo del bombardeo en Tajoura. Ali ha añadido que la cifra total de muertos podría ser más alta ya que la cifra actual corresponde a “una evaluación preliminar”.

El gobierno de Tripoli ha declarado que docenas de personas habían sido asesinadas o heridas durante un ataque aéreo y han apuntado al “criminal de guerra Khalifa Haftar” como el responsable. No ha sido posible contactar con un portavoz de las fuerzas de Haftar a pesar de haberlo intentado por teléfono y mensajería.

La agencia de refugiados de la ONU en Libia ha condenado el bombardeo sobre el centro de detención.

Algunas fotografías muestran a migrantes africanos siendo operados de urgencia en el hospital tras el bombardeo. Otros permanecen en cama, algunos en un estado grave o con las extremidades vendadas.

Es la cifra de muertos más altas hecha pública de un bombardeo aéreo desde que las fuerzas leales a Khalifa Haftar lanzaran la ofensiva hace 3 meses para tomar la capital que por ahora sigue en manos del gobierno reconocido internacionalmente.

Miles de migrantes están detenidos en los centros de detención instalados por el gobierno en la zona occidental de Libia. La ONU y muchos grupos de derechos humanos han denunciado las condiciones inhumanas en las que se encuentran los migrantes detenidos.

Tajoura, al este del centro de Tripoli, es el emplazamiento de varios campamentos militares de las fuerzas aliadas al gobierno reconocido internacionalmente. Los campamentos llevan semanas siendo golpeados por bombardeos.

El lunes, el Ejército de Liberación Nacional de Haftar (ELN), aliado con el gobierno paralelo, ha dicho que seguirían con duros bombardeos sobre objetivos en Tripoli, tras agostar los “medios tradicionales” de guerra.