Tras 12 días de guerra, el presidente estadounidense Donald Trump anunció un alto el fuego entre Israel e Irán la noche del lunes. Durante los combates, Hezbolá —considerado en su momento el aliado más poderoso de Irán— solo ofreció apoyo verbal a su líder, sin intervenir militarmente.

"La decisión de Hezbolá de mantenerse al margen de la guerra entre Irán e Israel fue el resultado de presiones internas y externas mientras el grupo militante libanés enfrenta crecientes vulnerabilidades", aseguró un alto funcionario estadounidense a The National.

“La fuerza de la resistencia —así la llamaré— ahora está bajo presión para protegerse. Se han doblegado”, dijo el funcionario, quien habló bajo condición de anonimato. “Nada impediría que el país del sur [Israel] cometiera una agresión mucho mayor si [Hezbolá] se involucrara en este momento”, añadió.

El funcionario estadounidense advirtió que Teherán había pedido al grupo no entrar en la guerra para conservar “lo que queda de su fuerza”.

“Israel quiere que el gobierno libanés sea más agresivo contra Hezbolá”, explicó el funcionario y continuó: “Esto pone al grupo en una posición difícil. Muchos combatientes ya se habían trasladado a Irak. El nacionalismo libanés debe ser la prioridad. Joseph Aoun ha sido claro al respecto”.

Poco después del estallido de la guerra entre Irán e Israel, funcionarios libaneses instaron a Hezbolá a no unir fuerzas con Teherán, según informaron fuentes de seguridad a The National. El grupo accedió.

“El grupo ha asegurado que no tiene intención de hacerlo”, informó una de las fuentes y agregó que “sabemos que esos importantes misiles solo pueden lanzarse por orden de Irán”.

Todavía se cree que Hezbolá posee misiles de mediano y largo alcance y continúa contando con una amplia base de apoyo chiíta.

Una fuente política en Beirut cercana a Hezbolá declaró a The National: "Teherán no necesita ni ha solicitado ningún apoyo militar de Hezbolá ni de otras facciones de la resistencia. Infligió dolor al propio Israel sin ninguna ayuda".