En su informe sobre las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas invasoras en la zona de ocupación turca de Afrin, la Organización de Derechos Humanos de Afrin documentó al menos 96 secuestros en los meses de marzo y abril. Según ese informe, cuatro de los civiles secuestrados eran mujeres. Durante el mismo período, las fuerzas de ocupación ejecutaron a cuatro ancianos.

En su balance, la organización también informó que se han talado unos 6.000 olivos en Dêr Belût y Jindires.

Por otro lado, las fuerzas de ocupación han robado los objetos históricos de los montes Til Endelîb y Cirnas, en los pueblos de Istêr y Senara. Los invasores también profanaron la tumba del erudito Şêx Mustefa Îdrîs, destruyeron una mezquita en el distrito de Shiye y demolieron el cementerio de mártires 'Şehîd Avesta Xabûr'. El cementerio pasó a ser un mercado de animales.

Antes de la invasión, Afrin era una región en gran medida libre de guerra y multiétnica, y un refugio más seguro para cientos de miles de desplazados de otras partes de Siria que habían huido del desastre de la guerra y la destrucción. Desde que el cantón fue ocupado por Turquía y sus apoderados islamistas en marzo de 2018, los robos, secuestros y rescates han estado a la orden del día.

Según Bekir Elo, copresidente del Consejo Ejecutivo del cantón de Afrin, la misma imagen puede verse en la vecina Shehba: "Las violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de ocupación son ahora algo cotidiano también en Shehba. El objetivo es despoblar también esta región. La ignorancia y el silencio de la comunidad internacional llevan a la continuación de las violaciones y los crímenes".