El 23 de diciembre los ciudadanos de todo el país, pero especialmente los ciudadanos de Estambul, han hecho cola frente a las Direcciones Provinciales de Medio Ambiente y Urbanización afiliadas al Ministerio de Medio Ambiente y Urbanización para presentar su objeción al proyecto tan deseado por el presidente Recep Tayyip Erdogan.

El canal de 45 kilómetros de longitud aniquilaría los recursos hídricos de los 16 millones de habitantes de Estambul, arruinaría la naturaleza de la provincia más allá de toda reparación y la haría inhabitable.

Murat Çepni, coportavoz adjunto de la sección del Ecología del HDP, dijo: "El HDP cree que este proyecto es un proyecto de destrucción ecológica, económica y política. Hay muchos riesgos, como han señalado los científicos. Esta es una zona de terremotos. Además, la mezcla de agua salada y dulce tendrá efectos negativos sobre la vida".

La confederación de trabajadores públicos KESK señaló: "El Canal de Estambul tiene características que interrumpirán y cambiarán el ecosistema. Este proyecto tiene que ser completamente abandonado, y los recursos del tesoro de nuestros impuestos deben utilizarse para la salud pública, la educación, la protección de la naturaleza y los servicios públicos".

El proyecto requeriría la destrucción de dos grandes lagos artificiales que proveen de agua potable a Estambul, así como de importantes acuíferos que son una fuente estratégica de agua dulce en caso de guerra o desastres naturales.

El Bósforo es actualmente una de las vías fluviales más concurridas del mundo. Miles de petroleros forman parte de los 53.000 buques civiles y militares que transitarán por el Bósforo en 2017, en comparación con los aproximadamente 12.000 buques que transitarán por el Canal de Panamá y los 17.000 del Canal de Suez.