Se han celebrado protestas contra el aislamiento en la isla-prisión turca de Imrali frente a la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la ciudad de Qamishlo, al noreste de Siria. El telón de fondo son las preocupantes noticias sobre el estado de salud del representante kurdo Abdullah Öcalan, recluido como rehén político en Imrali desde 1999 y que, según los rumores en las redes sociales, se cree que ha muerto.
El comité organizador de la concentración en Qamishlo exigió que la ONU, como sujeto de derecho internacional plenamente reconocido, cuyas responsabilidades incluyen la protección de los derechos humanos, además de la salvaguarda de la paz internacional y la observancia del derecho internacional, actúe con urgencia para garantizar que los familiares de Öcalan, así como sus abogados, tengan derecho a recibir información sobre su estado de salud.
"Öcalan, como cualquier otra persona, tiene derecho a la vida y a la integridad física. Este derecho fundamental le está siendo cercenado en Imrali. Exigimos la apertura inmediata de los canales de comunicación", decía un comunicado leído ante la sede de la ONU. Öcalan es considerado un representante político por el pueblo kurdo y también por los demás pueblos del norte y el este de Siria, decía, porque es el artífice del modelo democrático de sociedad que se vive allí. "Nuestra primera exigencia es, por tanto, que sea liberado". El comunicado subraya que las protestas en Rojava continuarán mientras no lleguen noticias de Imrali al público.