Diez personas han sido detenidas en relación con el asesinato de siete miembros de la familia Dedeoğulları en Konya, según las autoridades, y continúa la búsqueda de los autores. Mientras tanto, en un comunicado, la Fiscalía General de Konya adoptó la misma interpretación que desde los círculos gubernamentales turcos: El "incidente" fue el resultado de un conflicto entre dos familias vecinas que se prolongó durante once años y no tuvo una motivación racial.

La Asociación de Derechos Humanos (IHD) y la Fundación de Derechos Humanos (TIHV) han desmentido esta versión en una declaración conjunta. El comunicado subraya que la familia ha sido objeto de ataques racistas anteriores y que los agresores han sido puestos en libertad tras ser detenidos durante un breve periodo de tiempo. "El principal motivo de los ataques anteriores contra la familia fue su identidad étnica. Por lo tanto, la masacre que tuvo lugar no puede explicarse por una simple disputa", dijeron las organizaciones de derechos humanos. "La política del gobierno no sólo es un mal ejemplo para la sociedad, sino que incita a la discriminación y al odio y, por tanto, a una ola de violencia. Hacemos un llamamiento a todos los que apoyan la democracia, la paz y los derechos humanos para que muestren una postura común y rechacen la discriminación, el discurso del odio y la violencia."

La IHD y la TIHV han anunciado que enviarán una delegación de investigación a Konya. Varios abogados ya están en el lugar y estuvieron presentes en las autopsias de los siete muertos. Los informes de la autopsia aún no están disponibles; según la información actual, las víctimas fueron disparadas. Al parecer, la familia instaló cámaras de vigilancia en la casa tras el brutal ataque de una turba de linchamiento en mayo. Los abogados que llevan el caso aún no han podido ver las imágenes incautadas por los fiscales.

El funeral se celebrará hoy mismo en Konya-Karatay. Al mismo tiempo, se han convocado acciones de protesta descentralizadas.