El AKP está acabando con la vida salvaje en Hakkari

Al igual que en otras zonas, el régimen turco por medio de sus fuerzas de seguridad están atacando la vida salvaje de la zona de Hakkari. Los habitantes de la región consideran que se trata de una estrategia deliberada contra la vida en la región.

Los soldados turcos y los guardias de aldea continúan matando animales salvajes, especialmente cabras y ovejas. Miles de especies viven en las montañas de Hakkari en sus valles profundos y cristalinas aguas.

Algunas especies han estado viviendo en estas montañas desde hace milenios pero ahora están en peligro de extinción. Debido a la guerra en curso, la mayoría de los bosques en la región han sido calcinados. La vida salvaje en la zona ha sido destruida por la construcción de presas en los valles que cuentan con innumerable fauna y flora endémica de la región. Cientos de comisarías y puestos de control en las montañas se suman a estas agresiones al medio ambiente.

Las fuentes naturales de Hakkari conocidas como Berçelan y Mergabütan eran famosas por los animales que vivían a su alrededor. Pero la vida salvaje ha sido diezmada por culpa de cazadores furtivos. Tras las primeras sospechas se averiguó que los responsables de la caza furtiva eran los soldados y guardias que se habían instalado en la región. Las ovejas y cabras salvajes están al borde la extinción como resultado de la prácticas de los soldados no solo en Hakkari sino también en Aladağlar, que se encuentra entre las provincias de Van y Ağrı. En Aladağlar, solían vivir miles de animales salvajes, pero hoy en día apenas quedan unos pocos.

Otro lugar en el que se ha notado la disminución de vida salvaje es en la Montaña de Sipan (Süphan), situada entre las provincias de Van, Ağrı, Bitlis y Muş. Hace 20 años esta montaña estaba habitada por por bueyes salvajes que han acabado extintos en la zona debido a la caza furtiva del estado.

Según la información proporcionada por los habitantes de la región, los soldados de la Brigada Comando de la Montaña en la región de Depin y las aldeas aledañas cazaban sin freno. Los habitantes denuncian que a pesar de los intentos de proteger a los animales “el estado viola la propia prohibición que había impuesto. Creemos que estos animales están siendo deliberadamente extinguidos. Hacemos un llamamiento a la opinión pública a ser sensibles con este asunto”.