"El fascismo utiliza el agua como arma contra los pueblos que resisten"

La reducción del caudal del río Éufrates por parte del Estado turco sigue afectando negativamente a la vida de millones de personas que viven en el norte de Siria.

Desde el comienzo de la crisis siria, el Estado turco ha estado cometiendo crímenes contra los pueblos del norte y el este de Siria. Uno de estos crímenes es el corte del recurso hídrico que es vital para la región. El Estado turco sigue privando sistemáticamente de agua a la población de la región y la amenaza con la escasez de agua desde 2011. Recientemente, la estación de agua de Elok ha quedado fuera de servicio tras los ataques a gran escala en Serêkaniye el 9 de octubre de 2020. Como resultado, millones de personas del cantón de Hesekê tienen problemas de agua potable. La opinión pública internacional se contenta con ser un mero espectador de estos crímenes. Especialmente el silencio de la opinión pública rusa e internacional anima al Estado turco a cometer más crímenes.

Según un acuerdo firmado con Siria e Irak en 1987, el Estado turco debe proporcionar 500 metros cúbicos de agua por segundo del río Éufrates a Siria. Sin embargo, Turquía lo ha reducido a 200 metros cúbicos. Millones de hectáreas de tierra se han secado por la falta de riego agrícola en la región, donde llueve poco. La reducción del caudal del río Éufrates también ha provocado una disminución de la producción de electricidad.

Ali El Hec, agricultor de la aldea Um El Maiz de Til Temir, dijo que la comunidad internacional no se preocupa por los valores humanitarios. El Hec, que instó a la comunidad internacional a detener los ataques de Turquía, señaló que se ha negado deliberadamente el acceso al agua a millones de personas.

Aldar Xelef, uno de los responsables de la Administración del Agua de Hesekê, señaló que no es la primera vez que el Estado turco utiliza el agua como arma. Destacó que las tierras agrícolas necesitan ser regadas debido a la estación seca y las tierras ya se están secando debido a la insuficiencia de agua procedente del río Éufrates.

Xelef señaló que la falta de agua también provoca una disminución del agua potable en la región. Incluso Raqqa y Deir ez-Zor se han visto afectadas y no se ha podido suministrar electricidad ni agua potable a muchos lugares. Señaló que apoyarán a los agricultores para que rieguen sus tierras.

La copresidenta del Departamento de Electricidad de Hesekê, Suzan Şakir, expresó que la escasez de agua ha reducido la producción de electricidad. Instó a la opinión pública internacional a detener los crímenes cometidos por el Estado turco contra la región.