Es un aislamiento que ha recrudecido la crisis humanitaria que afrontan 120.000 ciudadanos armenios, en Nagorno Karabaj. La población de esta región autoproclamada república independiente hace tiempo dejó de ser provista de gas, luego de que Azerbaiyán, que considera ese territorio como propio, decidió interrumpir el servicio desde comienzos del bloqueo, justo cuando el frío acechaba.
En el presente, también flaquea el suministro de electricidad y agua, que llega a los hogares a cuentagotas. Las reservas acuíferas alertan una emergencia sanitaria. No hay alimentos más allá de unidades contadas de pan y sandía.
La ciudad de Stepanakert es una imagen de extensas filas de personas que obtienen un trozo de pan después de largas horas de espera. Este escenario a veces es complementado por quienes se desploman en la calle como consecuencia de su mala alimentación.
Hace tiempo no acceden vehículos del Comité Internacional de la Cruz Roja ni de las tropas pacificadoras rusas que, en un comienzo, trasladaban alimentos, medicamentos y productos esenciales. A su vez, un convoy de 22 camiones de ayuda humanitaria enviados por el Gobierno de Armenia, continúa estacionado en la aldea fronteriza Kornidzor desde hace un mes. El bloqueo es total. Así lo dispuso la cúpula de Azerbaiyán.
El puesto de control que Azerbaiyán instaló de forma ilegal, según el calificativo de vastos países y sectores internacionales, es el obstáculo de la conexión de Nagorno Karabaj con el mundo.
Además, se suma a una caja de sorpresas. El pasado 29 de julio un paciente de 68 años en estado grave de salud fue evacuado en un vehículo de la Cruz Roja con la intención de ser tratado en un hospital de Armenia. Al llegar al puesto de control azerbaiyano, los guardias fronterizos solicitaron su pasaporte y fue trasladado a un interrogatorio.
El hombre jamás regresó. Más adelante, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia emitió un comunicado denunciando que el secuestro de un individuo bajo protección humanitaria atenta contra el derecho internacional. Sin embargo, el ciudadano armenio ya había sido trasladado a Bakú donde se le inició una causa penal por supuestos crímenes de guerra en el primer conflicto de Nagorno Karabaj.
La acción de Azerbaiyán fue calificada como infundada por la parte armenia, ya que aseguró que el hombre participó en la guerra a principios de la década de los 90 como soldado voluntario, tal como lo ha hecho cada ciudadano varón en tiempos en los que el Ejército de Defensa armenio atravesaba su etapa inicial de conformación para hacer frente a la invasión y persecución de Azerbaiyán, luego de la independencia de la Unión Soviética en 1991.
De acuerdo con esta lógica, cualquier miembro de la población masculina podría ser víctima de una causa penal y una larga condena en Azerbaiyán.
Por su parte, el contingente pacificador ruso, instalado en el territorio en disputa desde el fin de la guerra de 2020, permanece allí a pesar de los cuestionamientos sobre su inacción durante los ocho meses de bloqueo del denominado “corredor de la vida”.
Al tiempo que la población armenia lucha por su subsistencia, las tropas rusas reciben asistencia por medio de helicópteros que estacionan en su base militar. Esta información fue revelada por el defensor de los Derechos Humanos de Nagorno Karabaj, Gegham Stepanyan, quien señaló el método de supervivencia de los soldados rusos, que se encuentran allí con la misión de garantizar la seguridad y estabilidad de la población armenia. Sin embargo, hoy los habitantes no gozan ni de una vida segura ni de alimentos.
¿A las puertas de un “genocidio”?
Las autoridades de Nagorno Karabaj han hecho innumerables llamados a la comunidad internacional para que implemente medidas concretas de sanción contra Azerbaiyán, en medio de un escenario que comparan con un campo de concentración.
En su última declaración, el presidente Arayik Harutyunyan recurrió a diferentes actores internacionales -Rusia, la Unión Europea, el Grupo de Minks de la OSCE, el Consejo de Seguridad de la ONU, entre otros- con solicitudes expresas para evitar el aislamiento de la población armenia de Nagorno Karabaj.
Por su parte, el ex fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, publicó un informe en el que calificó de “genocidio” el bloqueo del Corredor de Lachin por parte de Bakú.
A su vez, Moreno Ocampo aseguró que existe una base razonable para creer que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, tiene intenciones genocidas, ya que ha bloqueado voluntariamente el corredor, incluso después de haber sido notificado sobre las consecuencias de sus acciones por las órdenes provisionales de la Corte Internacional de Justicia.
En un contexto donde la coyuntura global es caótica, la sentencia del abogado argentino concluyó con el interrogante: “¿Es posible ayudar a los líderes europeos, rusos y estadounidenses a alcanzar una posición conjunta para detener el genocidio armenio en curso? Si pudieran ponerse de acuerdo, la comida llegará a los armenios en un día. El conflicto en Nagorno Karabaj es una oportunidad para que la comunidad internacional desarrolle una solución innovadora y armoniosa para prevenir genocidios”.
FUENTE: Beatriz Arslanian / Foto de portada: Bulent Kilic – AFP / France24 /Edición Kurdistán América Latina