La Asociación Médica de Diyarbakır ha concedido a la abogada de derechos humanos Eren Keskin el Premio a la Paz, la Amistad y la Democracia por sus años de trabajo combatiendo la violencia hacia las mujeres. Desde la década de 1990, conocida como “los años oscuros” de Turquía, especialmente por la sociedad kurda, Keskin se ha comprometido a ayudar a las víctimas de la violencia sexual, a luchar contra el racismo y la discriminación y por unos derechos humanos básicos e igualitarios, dice el comunicado del patrocinador del premio.
La Asociación Médica de Diyarbakir concede el Premio a la Paz, la Amistad y la Democracia desde 1995. Eren Keskin, que también es co-presidenta de la Asociación de Derechos Humanos (IHD), lo recibió ayer sábado con el lema ‘Jin, Jiyan, Azadî’ (Mujeres, Vida, Libertad). El jurado ya había anunciado el ganador de este año en febrero. El sábado tuvo lugar la ceremonia de entrega en las salas de conferencias del Colegio de Abogados de Diyarbakir. Entre el público se encontraban varias figuras conocidas de la política, las artes y la sociedad civil de Turquía y Bakur, entre ellas miembros del grupo parlamentario del HDP y activistas de la iniciativa Madres de la Paz.
Mensaje de Mızraklı
La ceremonia comenzó con un minuto de silencio por todos los sanitarios que perdieron la vida en acto de servicio. El discurso de apertura corrió a cargo de Elif Turan, presidenta del Colegio de Médicos. Turan extendió primero un saludo al encarcelado y depuesto alcalde de Amed, Adnan Selçuk Mızraklı, y al ex diputado del HDP Idris Baluken. “La democracia es esencial para la salud y la paz. La paz y la democracia son un requisito previo para los valores médicos universales”, dijo Turan. A continuación, leyó un mensaje de Mızraklı. El político de 58 años, médico de profesión, está en prisión desde octubre de 2019. En marzo de 2020 fue condenado a nueve años y cuatro meses y medio de cárcel por “pertenencia a una organización terrorista armada”, cargo por el que se está condenando a toda la oposición en Turquía. En su mensaje, Mızraklı recordó a los numerosos sanitarios que murieron tras la pandemia del coronavirus en Turquía y destacó la importancia de impulsar la confianza y el bienestar de los ciudadanos.
Eren Keskin: “Una vena de desobediencia cruza la región”
En su discurso, la propia Eren Keskin recordó los últimos treinta años de su vida, durante los que siempre abogó por el fin de las violaciones de los derechos humanos en Turquía. Remontándose a la década de 1990, la mujer de 61 años describió la estructura estatal a la que se enfrentó entonces: “Sabíamos que había un poder fuera del aparato gubernamental, todos sabíamos que había militarismo. Éramos conscientes de estas estructuras, pero los gobiernos negaban su existencia”.
“Ahora nos enfrentamos a un Estado que admite abiertamente sus actos”, continuó Keskin. “Es la ideología oficial de la síntesis turco-islámica que persiste desde el genocidio armenio y nos hace sentir su existencia en todo momento. Esta ideología se ha interiorizado tan profundamente que hoy en día incluso la sociedad se parece al Estado. Nos enfrentamos a un racismo que se ha convertido en norma”, agregó.
Tras señalar que el mundo siempre ha sido cambiado por los que luchan y resisten, Keskin dijo lo siguiente en relación con la región kurda de Turquía: “Creo que hay una vena de desobediencia que recorre la región. Confío mucho en esta vena, principalmente kurda. Así que nuestro lema es: la lucha sigue. De todos modos, no hay otra alternativa. Nos necesitamos mutuamente”.