Los miembros occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU, encabezados por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, han rechazado de antemano el resultado de las elecciones presidenciales del 26 de mayo en Siria.
El embajador francés ante la ONU, Nicolas de Riviere, declaró: "Francia no reconocerá ninguna validez a las elecciones previstas por el régimen a finales de mayo", informó AFP.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo durante una sesión mensual del Consejo de Seguridad sobre Siria que "el fracaso en la promulgación de una nueva constitución es una prueba positiva de que las llamadas elecciones del 26 de mayo serán una farsa".
Thomas-Greenfield añadió que el presidente Bashar al-Assad "debe tomar medidas para permitir la participación de los refugiados, los desplazados internos y la diáspora en cualquier elección siria. Hasta entonces, no nos dejaremos engañar".
La diplomática británica Sonia Farrey dijo: "Unas elecciones que se celebran en ausencia de un entorno seguro y neutral, en un clima de miedo permanente, cuando millones de sirios dependen de la ayuda humanitaria... no confieren legitimidad política, sino que demuestran desprecio por el pueblo sirio".
Estonia y otros miembros de la Unión Europea creen que las elecciones sirias deben celebrarse bajo los auspicios de la ONU e incluir a la oposición y a su diáspora, como sugirió el embajador estonio Sven Jurgenson.
El diplomático ruso Vassily Nebenzia, por su parte, calificó de "angustioso" que algunas naciones hayan rechazado ya los resultados.
Las elecciones presidenciales del 26 de mayo se celebran tras dos décadas de régimen de Assad, y son las segundas que se celebran desde el inicio de la guerra en 2011.