Quince internacionalistas que viajaron a Turquía y Kurdistán fueron arrestados por participar en una conferencia de prensa legal del Partido de la Izquierda Verde y estuvieron bajo custodia policial durante tres días completos. El 14 de octubre finalmente fueron deportados a sus países de origen.
El 18 de octubre, cinco jóvenes estudiantes y trabajadores italianos dieron una conferencia de prensa sobre la delegación y su detención en Turquía.
En la rueda de prensa participaron periodistas de varios periódicos nacionales (ANSA, Corriere della sera, L'Espresso, il manifesto,...) y un abogado conocido por el caso contra Abdullah Öcalan.
Las y los internacionalistas hablaron de lo que presenciaron durante su viaje por Turquía y Kurdistán y describieron especialmente la fuerza del movimiento kurdo. Lucia, una joven que participó en la delegación, describió lo impresionada que estaba por la sociedad kurda que pudieron conocer: "Vimos la fuerza de un pueblo que nunca deja de construir estructuras democráticas a pesar de enfrentarse a un Estado que intenta continuamente destruirlos. Son imparables."
Otro participante condenó los continuos ataques del Estado turco contra el norte y el este de Siria y Rojava.
Los delegados describieron su detención en una comisaría de policía y centros de detención turcos, narrando la violencia y los abusos a los que fueron sometidos. Una joven lo describió de la siguiente manera: “Usaron diferentes tipos de violencia contra nosotras, no sólo física sino también psicológica. Mientras nos interrogaban, una vez se hicieron pasar por psicólogos, pero eran policías. Dijeron que querían ver nuestra salud mental pero en realidad fue un interrogatorio y trataron de obtener información sobre nosotros”.
Los periodistas hicieron muchas preguntas sobre la violencia. Una de las delegadas contó que para ella lo peor fue ver a sus compañeras siendo abusadas y golpeadas durante los numerosos registros corporales o mientras estaban solas en el baño. También describieron cómo el Estado turco siempre abusa de las personas de una manera que no deja muchas marcas en el cuerpo. Aún así, todos tienen moretones y rasguños en el cuerpo.
Las y los delegados dejaron una cosa clara a la prensa italiana: lo que les pasó fue sólo una fracción de lo que el pueblo, los periodistas y los activistas políticos kurdos tienen que afrontar todos los días en Turquía. Contaron cómo la policía y el Estado turco abusaron de ellos y expusieron la verdad sobre las relaciones entre Turquía y Europa.
Luigi, miembro de la delegación, indicó que en el centro de deportación ondeaban una bandera europea y una turca una al lado de la otra y había un cartel que decía "financiado por la Unión Europea". Las y los jóvenes activistas declararon que continuarían su compromiso con determinación de dar a conocer el fascismo y la violencia del Estado turco en Italia.
El abogado Gianluca Vitale afirmó que lo ocurrido con los internacionalistas en los últimos días explica muy bien la violación sistemática por parte de las autoridades hacia quienes se manifiestan o simplemente informan a la gente.
“No se dictaron condenas y no se siguieron los procedimientos. La gravedad de esto está relacionada con la violación de la libertad de expresión, en el contexto de un hecho legítimo y ordinario, coherente con un sistema democrático”, afirmó.
El abogado señaló que “lo que pasó después es que estos jóvenes no tuvieron la oportunidad de entender realmente lo que estaba pasando. Fueron traídos de un rincón del país a otro. Inmediatamente perdieron el contacto con sus abogados, que eran los únicos que podían informarlos y protegerlos”.
El abogado señaló que la presión internacional de Italia, Francia y Alemania era muy importante para entender lo que estaba pasando y obtener su liberación inmediata.
“Creo que es importante seguir manteniendo alta la atención y exigir el respeto de los derechos de las personas, tanto internacionalistas como locales. Es la única manera de lograr una gestión normal de la situación”, añadió el abogado.