Mujeres de la prisión de Evin advierten contra las “ilusiones de liberación imperialistas”

En una carta, cuatro mujeres encarceladas en la prisión de Evin critican no solo los ataques aéreos de Israel contra Irán, sino también la "colaboración" de las fuerzas políticas exiliadas con los intereses imperialistas.

PRESOS POLÍTICOS

En una contundente carta abierta, cuatro activistas encarceladas en la prisión de Evin de Teherán condenaron los ataques aéreos israelíes contra Irán y advirtieron contra la creciente tendencia en algunos círculos de la oposición a depositar esperanzas en un cambio de régimen con apoyo extranjero. La carta, publicada por el servicio persa de la Agencia de Noticias ANF, denuncia tanto al régimen iraní como a las intervenciones imperialistas occidentales como parte del mismo sistema represivo.

Los firmantes —Varisheh Moradi, Golrokh Ebrahimi Iraee, Sakineh Parvaneh y Reyhaneh Ansarinejad— describieron el bombardeo israelí de la prisión de Evin como una escalada calculada dirigida contra detenidos indefensos. Acusaron al Estado israelí de cometer crímenes de guerra en Gaza y de desmantelar sistemáticamente la autonomía regional. El objetivo de estos ataques, argumentan, no es la democracia, sino "un Oriente Medio débil y sumiso".

“La idea de que nuestra liberación pueda venir de potencias extranjeras es una ilusión peligrosa”, afirma la carta y agrega que “estas potencias nunca han traído la libertad; solo explotación, guerra y nuevas formas de dominación. El único camino hacia adelante reside en la resistencia desde abajo, mediante la autoorganización y el poder de la sociedad”.

Resistencia, no política de poder

El mensaje político de la carta es claro: ni el régimen autoritario de Irán ni las fantasías imperialistas de Washington o Tel Aviv ofrecen una vía genuina hacia la democratización. Los autores criticaron duramente los intentos —como los del exiliado Reza Pahlavi— de presentar la agresión militar israelí como una oportunidad para un cambio de régimen.

“Quienes apoyan esta guerra son traidores a Irán, traidores a los pueblos de Oriente Medio y traidores a la lucha de décadas de los oprimidos”, escriben las mujeres y añadieron: “Las generaciones futuras recordarán con vergüenza a quienes se paran sobre los cadáveres de los indefensos y los pisotean”.

Las firmantes

Las cuatro mujeres se encuentran entre las voces feministas más destacadas de Irán. Varisheh Moradi es miembro de la Comunidad de Mujeres Libres del Kurdistán Oriental (KJAR) y anteriormente luchó contra el Estado Islámico (ISIS) en Kobanê. Por su defensa de los derechos de las mujeres, la autonomía y la identidad cultural kurda, así como por su participación en las protestas "Jin, Jiyan, Azadî" tras el feminicidio de Jina Mahsa Amini, fue condenada a muerte por presunta "rebelión armada".

Las otras tres firmantes cumplen condenas de varios años por su participación en el activismo por los derechos de las mujeres, la organización sindical y el periodismo. Juntas, representan una generación de jóvenes activistas que se enfrentan a los sistemas interrelacionados del patriarcado y la represión estatal.

Condena del ataque israelí a la prisión de Evin

La prisión de Evin fue bombardeada por aviones de combate israelíes el lunes, lo que causó múltiples víctimas entre presos, personal judicial y visitantes, según las autoridades iraníes. La información verificada sigue siendo limitada. Evin es ampliamente conocida como un símbolo de la represión política, albergando a numerosos presos políticos, incluyendo minorías étnicas, defensores de los derechos de las mujeres y disidentes.

En su declaración, las cuatro mujeres instaron a las organizaciones internacionales de derechos humanos a rechazar la narrativa de la guerra indirecta y, en su lugar, a priorizar la protección de los detenidos. Sus demandas incluyen un alto el fuego inmediato y la liberación de todos los presos políticos.

Una lucha en dos frentes

La carta de Evin es un claro rechazo a la lógica geopolítica que busca reemplazar el autoritarismo mediante la intervención militarizada. En cambio, las activistas articulan una visión popular y radicalmente democrática, impulsada por movimientos feministas, sindicales y étnicos que resisten toda forma de dominación, ya sea interna o externa.

“Nuestra esperanza no está en los drones ni en los misiles, sino en la resistencia de nuestros cuerpos, nuestras voces y nuestra solidaridad”, indicaron.