La misión de las Naciones Unidas para Iraq propuso una hoja de ruta en un intento de calmar la protesta social.

Al menos 319 manifestantes han sido asesinados por las fuerzas de seguridad desde que comenzaron las protestas y los disturbios económicos el mes pasado, según las últimas cifras.

El domingo, la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Iraq instó a los políticos del país a trazar el camino a seguir y propuso una hoja de ruta, diciendo que el tiempo es crucial.

En una declaración, estableció una serie de medidas a corto y largo plazo para hacer frente a la crisis, incluida la reforma electoral y una serie de medidas anticorrupción.

Como medidas inmediatas, la ONU pidió la liberación de todos los manifestantes pacíficos detenidos desde el 1 de octubre, iniciando una investigación completa de los casos de secuestro y procesando y castigando a los responsables del uso excesivo de la fuerza.

Amnistía Internacional ha dicho que las autoridades iraquíes deben controlar inmediatamente a las fuerzas de seguridad.

"El gobierno de Irak tiene el deber de proteger el derecho de su pueblo a la vida, así como de reunirse y expresar sus opiniones. Este baño de sangre debe terminar ahora y los responsables deben ser llevados ante la justicia", ha manifestado Heba Morayef, directora del Programa para Oriente Medio y Norte de África de Amnistía Internacional.

Por otro lado, la Casa Blanca emitió una declaración el domingo por la noche pidiendo el cese de la violencia contra los manifestantes.

"Estados Unidos está seriamente preocupado por los continuos ataques contra manifestantes, activistas cívicos y los medios de comunicación, así como por las restricciones en el acceso a Internet en Irak", dijo el secretario de prensa.

Estados Unidos pidió que "el gobierno iraquí detenga la violencia contra los manifestantes y cumpla la promesa del presidente (Barham) Salih de aprobar la reforma electoral y celebrar elecciones anticipadas".

Las protestas sin líderes apuntan a toda la clase política de Irak y piden la reforma del sistema sectario establecido después de la invasión de 2003 dirigida por Estados Unidos. Las fuerzas de seguridad han utilizado munición real, balas de goma y gas lacrimógeno en un esfuerzo por sofocar las protestas.