La selección vasca de baloncesto fue recibida con sirenas de guerra en Turquía

Más de 84 años después del bombardeo de Gernika a manos de la Legión Cóndor nazi que dejó cientos de muertos y una ciudad destruida a su paso, los jugadores del equipo de baloncesto de la localidad vasca tuvieron que escuchar sirenas antiaéreas en Turquía

Más de 84 años después del bombardeo de Gernika a manos de la Legión Cóndor nazi que dejó cientos de muertos y una ciudad destruida a su paso, las jugadoras del equipo de baloncesto de la localidad vasca tuvieron que escuchar el martes sirenas antiaéreas en el centro de baloncesto turco en el que disputaron la Eurocup, la segunda competición europea femenina. Además de los silbidos y abucheos, habitualmente coreados cuando ataca el equipo visitante, en varios momentos del partido, y según consta en los vídeos del propio encuentro, en el Çukurova Basketbol Centre se escucharon varias veces sirenas de guerra, transmitidas desde el sistema de sonido del estadio.

El partido correspondía a la vuelta de la eliminatoria de la Eurocup, en la que el equipo vasco tenía 24 puntos de ventaja. Rosó Buch, jugadora del equipo, relató a través de Twitter los problemas que tuvieron que afrontar antes de jugar el partido. A raíz de la aparición de varios positivos por COVID-19 entre los jugadores del Lointek Gernika, la FIBA, organizadora de la competición, y los equipos acordaron retrasar el partido de vuelta hasta el 4 de enero. "Hicimos la respectiva cuarentena y empezamos a entrenar cuando todos dimos negativo a los antígenos. Volvimos a hacer la prueba antes de viajar: los mismos resultados". El rival insistió a la FIBA en que teníamos que hacer la PCR a la llegada; aceptamos. Aceptamos hacerla en Bilbao o incluso en Estambul. Se negaron y dijeron que sólo nos permitirían jugar si nos hacían la prueba en Adana", la región de la que procede el Çukurova Basketbol.

Rosó Buch añadió: "En el club decidimos hacer un PCR en el aeropuerto de Estambul para asegurarnos, ya que dudábamos de sus intenciones. Todo fue negativo. Todo bien. Llegamos a Adana y nos estaban esperando. [...] Hoy [martes] a la hora de comer, día del partido, nos han dicho que Belén [Arrojo, jugadora del Gernika] había dado positivo. Sorpresa. Reaccionamos rápido y se va al hospital a hacer otra PCR. No puede jugar sin el resultado. Pero no llega hasta que estamos cenando. El resultado es negativo. ¡Sorpresa! Nos han quitado a Belén".

Kevin Huber, preparador físico del equipo, también se trasladó al partido en las redes sociales. Lo calificó de "broma". Escribió: "No se puede jugar así con la asistencia sanitaria de todo un equipo, el agotamiento mental que ha provocado toda esta injusticia. Todo esto fue muy desafortunado. Y todo ocurrió bajo la protección de la FIBA". También se quejó de los obstáculos que tuvieron que superar para salir del país una vez disputado el partido.

Según relataron las jugadoras, Huber confirmó que tras "hacer un PCR en Estambul y dar negativo, nos tocó vivir algo surrealista. Cuando llegamos a Adana, había una furgoneta esperándonos. A bordo, dos directivos del club rival, acompañados de una 'enfermera', que querían hacernos la PCR en plena calle antes de subir al autobús. [...] La 'enfermera' sacó el PCR con los nombres de nuestras jugadoras ya escritos... ¿Sospechoso? Nos hicieron la PCR, y sus directivos estaban esperando allí sin ni siquiera llevar mascarillas ¿No estaban tan preocupados por no ser infectados por el Covid y no fue por eso que nos hicieron la PCR?"

Durante el partido, tal y como se comprueba en los vídeos, en varias acciones de ataque del equipo de Gernika, empezaron a emanar de los altavoces del pabellón sonidos que se asemejaban a las alarmas antiguerra y que se mezclaban, a todo volumen, incluso con el himno nacional de Turquía. "Todo contra nosotras. Desde las 17 horas de viaje hasta el inexplicable positivo por Covid de Belén Arrojo en el último momento. El CBK Mersin incluso cambió su pabellón por uno más pequeño para poder ejercer una mayor presión en cuanto a público y ruido", señalan las jugadoras vascas. Unos siete kilómetros y medio separan el pabellón habitual del equipo turco, con capacidad para 7.500 espectadores, del recinto donde finalmente se disputó el partido, que apenas puede albergar a 2.000. El partido terminó con un resultado de 69-40, para un global de 123 a 128 favorable al equipo turco, que sigue adelante en la competición y jugará los octavos de final contra el Flammes Carolo Basket francés.