La violencia se intensifica en Irak

Alrededor de 40 activistas muertos este jueves en el sur del país, en uno de los días más sangrientos desde el inicio de las protestas.

Las fuerzas de seguridad iraquíes mataron ayer a tiros a más de 40 personas en el sur del país. Este jueves se ha convertido en unos de los días más sangrientos desde el inicio de las protestas anti-gubernamentales a principios de octubre.

Testigos oculares han dicho que al menos 33 activistas murieron en Nasiriya después de que las fuerzas de seguridad utilizaran munición real y gases lacrimógenos contra las multitudes.

Se informa de que otras 11 personas fueron asesinadas en la ciudad santa chiíta de Najaf.

Las protestas han sacudido Najaf, Karbala, Basra, Zikkar, Mussena, Missan, Nasiriye y Divaniye, donde viven los chiítas árabes, así como la capital de Bagdad desde hace dos meses.

Los manifestantes comenzaron a tomar las calles el pasado 1 de octubre, y más de 390 personas han perdido la vida desde entonces, siendo más de 16.000 los heridos, en las acciones que piden la dimisión del gobierno y de una clase política que consideran corrupta y fraudulenta.

El Primer Ministro Adil Abdulmehdi destituyó al General Jalil al-Shammari por ordenar el uso de violencia contra los manifestantes. El gobernador de Zikar (la ciudad natal del General), Adil Duheyli, dijo en una declaración escrita que renunciaría si continuaba esta delicada situación en la provincia.

Poco después de este comunicado, emitió uno nuevo anunciando su renuncia. Duheyli escribió: “Un gobernador que no puede proteger al pueblo de su ciudad debe renunciar de su puesto. No se nos ha indicado que usáramos violencia contra los manifestantes”.

Amnistía Internacional ha dicho en un nuevo comunicado: “Las escenas de Nasiriyah se parecen más a una zona de guerra que a las calles y puentes de una ciudad. Este ataque brutal es el último de una larga serie de ataques mortales en los que las fuerzas de seguridad iraquíes han echado mano de una violencia espantosa, en gran medida contra manifestantes pacíficos”.

Y añade: “Con más de 300 manifestantes muertos en todo Irak desde el pasado 1 de octubre, y miles más heridos y detenidos, debe detenerse de inmediato este baño de sangre. La comunidad internacional debe habla alto y claro ejerciendo presión para que Irak controle a las fuerzas de seguridad y emprenda investigaciones efectivas e imparciales destinadas a llevar ante la justicia a los responsables de asesinatos ilegales y otras violaciones gravísimas”.