La muerte de Jina Mahsa Amini, de 22 años, tras ser detenida y maltratada por la "policía de la moral" iraní, ha desencadenado una tormenta de protestas. La mujer kurda había sido detenida por mostrar supuestamente "demasiado pelo". Murió de un fallo cardíaco, aparentemente tras ser maltratada por la policía.
En el cuarto día después de la muerte de Amini, las protestas siguieron creciendo y siguen teniendo lugar en muchas ciudades. El grupo kurdo de derechos humanos Hengaw, con sede en Noruega, dijo que se habían confirmado tres muertes en las concentraciones de la provincia del Kurdistán. Sin embargo, hasta ahora se ha informado de al menos cinco muertes, todas ellas en el Kurdistán Oriental. Durante la huelga general en el Kurdistán Oriental, al menos 221 personas resultaron heridas y otras 250 fueron detenidas como consecuencia de los ataques de la policía. En las calles de Teherán resonaron consignas como "Muerte a la dictadura", "No a los hajíes, no a los mulás, muerte a Hezbolá" y "No queremos una república islámica". Imágenes de la ciudad kurda del este de Piranshahr muestran a los manifestantes gritando "Jin, Jiyan, Azadî" (Mujeres, Vida, Libertad) ante barricadas en llamas.
Mientras tanto, el régimen ha estado repitiendo su responsabilidad por las protestas a "países extranjeros" y denunciando a los manifestantes como "agentes".