Después del terremoto de Van en 2011 y con el régimen de los fideicomisarios en curso, las casas históricas de Van están llegando al punto de la extinción.

Las casas de Van, hechas de adobe y paja, son frescas en verano, cálidas en invierno y famosas por sus jardines de cerezos y tandoori, y ahora se enfrentan a la extinción total como resultado de los proyectos de transformación urbanística, las políticas especulativas de los fideicomisarios y el frenesí de construcción y venta de las agencias inmobiliarias.

Hablando con ANF, el presidente de la Cámara de Ingenieros Civiles (TMMOB) de Van, Mihail Atik, ha recordado que Van es una ciudad situada en una grieta sísmica: “A principios de 1900, Van desarrolló una arquitectura única. Sus edificios de dos pisos eran más seguros ante los terremotos. Podemos comprobarlo con los ejemplos de las casas que aún hoy siguen en pie”.

Con el paso del tiempo estos edificios llegaron a identificarse con Van, pero demolerlos trae más beneficios que renovarlos, aunque también es más peligroso. Enfatizando que se han construido estructuras que carecen de salubridad y estética, Atik añadió: “Las áreas donde se encuentran las casas históricas de Van se abrieron rápidamente al desarrollo y se convirtieron en una fuente de ingresos. En muchas zonas, se construyeron edificios altos sin prestar atención a los estudios del terreno, y se trazaron zonas de alquileres ignorando nuevamente la textura de la ciudad. Después del desastre del terremoto, comenzaron a levantarse rascacielos y edificios ilegales en Van. Una de las bellezas más importantes perdidas en Van, que ha pasado a primer plano con problemas como la contaminación del aire y la contaminación del lago Van en los últimos años, reside sin duda en sus casas históricas. Hoy sólo quedan dos de las miles de aquellas casas de Van”.

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