47 personas, entre ellas dos niños, murieron en ataques turcos en el noreste de Siria en una semana

El Estado turco invasor continúa sus ataques genocidas contra el noreste de Siria, matando a más personas cada día gracias al silencio y la inacción internacionales.

Desde el jueves pasado, el Estado turco lleva a cabo una llamada "ofensiva aeroterrestre" contra el territorio autónomo del noreste de Siria, justificando esta agresión con un ataque del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Ankara el 1 de octubre, cuando dos guerrilleros del PKK llevaron a cabo una acción de sacrificio frente al Ministerio del Interior turco en el barrio gubernamental altamente seguro.

El terrorismo aéreo turco, que Ankara justifica con el derecho a la autodefensa, tiene como objetivo específico la infraestructura vital de la población civil del norte y el este de Siria. Actualmente, más de dos millones de personas se encuentran privadas de servicios básicos y la infraestructura energética de Hesekê, Qamişlo y Amûdê ha quedado casi completamente destruida.

Los ataques contra la población civil o la infraestructura civil constituyen crímenes de guerra. La comunidad internacional ignora esta abierta violación del derecho internacional y deja que Ankara se salga con la suya en su guerra contra los kurdos sin consecuencias. No sólo en Siria, sino también en Irak, Turquía recibe luz verde permanente para cometer crímenes de guerra.

Según un balance elaborado por ANHA (Agencia de Noticias Hawar), al menos 47 personas murieron y otras 59 resultaron heridas como consecuencia de los ataques turcos entre el 4 y el 11 de octubre. Entre las víctimas se encuentran 10 civiles, entre ellos dos niños.

El 8 de octubre, las fuerzas turcas llevaron a cabo sangrientos ataques en varios lugares de Derik y Rimelan, incluida la Academia de las Fuerzas Antidrogas que trabaja para proteger a la sociedad de las repercusiones de las drogas, así como campos petroleros y zonas civiles. Los ataques dirigidos contra la Academia de las Fuerzas Antidrogas en Derik provocaron el martirio de 29 miembros de las Fuerzas Antidrogas y resultaron heridos otros 28.

Un ataque aéreo en el distrito de Amude en el cantón de Qamishlo se cobró la vida de seis miembros de las Fuerzas de Seguridad Interna en el norte y este de Siria y un miembro de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF).