Detenida a los sesenta años de edad al regresar a Serêkaniyê
Eyşê Ehmed, de sesenta años, regresó a su pueblo cerca de Serêkaniyê después de huir de los ataques turcos. Allí fue arrestada por yihadistas y puesta bajo arresto domiciliario.
Eyşê Ehmed, de sesenta años, regresó a su pueblo cerca de Serêkaniyê después de huir de los ataques turcos. Allí fue arrestada por yihadistas y puesta bajo arresto domiciliario.
Cientos de miles de personas han sido desplazadas por la invasión turca del noreste de Siria llevada a cabo con tropas terrestres yihadistas. El estado turco está practicando el cambio demográfico ante los ojos del mundo. Por lo tanto, se sintió obligado a declarar que no se haría daño a la población civil en su zona de ocupación. Los refugiados fueron llamados a regresar. El caso de Eyşê Ehmed, de sesenta años, muestra cómo están los repatriados.
Eyşê Ehmed huyó de las fuerzas de ocupación de la aldea de Erbiyîn cerca de Serêkaniyê (Ras al-Ain) y fue alojada por la Administración Autónoma del Noreste de Siria en el campamento recién establecido Washokani. Por el momento, 5.700 personas desplazadas de la región alrededor de Serêkaniyê viven en condiciones precarias en el campamento de recepción, que se encuentra a doce kilómetros de Hesekê.
"En el campamento escuché que varias familias han regresado a sus hogares", informa Eyşê Ehmed. "Entonces también quería volver. Cuando llegué a Erbiyîn, fui arrestada por bandas yihadistas. Preguntaron sobre mis hijos que se habían unido a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) y me acusaron de esconder armas en la casa. Registraron toda la casa de abajo hacia arriba. No encontraron nada. Luego me tomaron fotos y me prohibieron salir de la casa.
La mujer de sesenta años cuenta que estaba muy asustada. Finalmente se cambió de ropa y salió a escondidas del pueblo. "Querían secuestrarme y presionar a mis hijos", dice Eyşê Ehmed. "Ha habido muchos saqueos. Mi casa también ha sido saqueada. Nada de valor ha quedado atrás. Estaba bajo arresto domiciliario. De todos modos, a nadie se le permitió salir de la casa".
Mientras tanto, Eyşê Ehmed está de vuelta en el campamento de Washokani: "Antes del ataque vivíamos muy a salvo. Ahora debemos sobrevivir aquí en condiciones difíciles".