El gobierno de Damasco sigue imponiendo un fuerte embargo a los barrios de Şêxmaqsud y Eşrefiye en Alepo, y no permite que los camiones de alimentos entren en ninguno de ellos. Las madres de Şêxmaqsud y Eşrefiye han reaccionado: “No nos doblegaremos ante el gobierno de Damasco pase lo que pase”.
Desde el 13 de marzo no entra harina en los barrios y los almacenes están vacíos. Sin embargo, debido a la previsión de los habitantes de Şêxmaqsud durante los años de guerra, cada casa almacenaba su propia harina y el pan se hacía en consecuencia.
La resistencia va en aumento
Fatma Mihemed ha declarado que es un sueño para la administración de Damasco pensar que los niños de Şêxmaqsud y Eşrefiye mueran de hambre por culpa del embargo y que el pueblo se incline entonces ante ellos, ante lo que ha añadido: “El pueblo de Şêxmaqsud ha crecido en resistencia y romperá todos los asedios con su propia voluntad”.
Otra madre llamada Zeyneb ha dicho que no se inclinarán y ha añadido: “Nosotros y nosotras mismos cubrimos todas nuestras necesidades. Hacemos pan con nuestra harina. Sin embargo, como no hay madera ni gasóleo, hacemos nuestro pan quemando restos de ropa. Por eso prometemos aumentar nuestra resistencia con las canciones de Afrin”.
El embargo continúa
Los barrios de Shexmaqsud y Eşrefiye en Alepo luchan contra el ISIS, Al Nusra, Ehrar al-Sham, Jabhat al-Shamiye, Ceysh al-Islam, el ENKS vinculado al KDP, etc., desde el comienzo de la guerra siria. Fueron el objetivo de numerosos grupos mercenarios.
A finales de 2016, ambos barrios quedaron bajo el control de la administración de Damasco y el régimen sirio continuó con la política de deskurdificación llevada a cabo por los grupos mercenarios desde el inicio de la guerra.
Los grupos mercenarios y la administración de Damasco, que no han podido derrotar a las fuerzas de las YPG/YPJ desde 2011, llevan a cabo bombardeos periódicos contra Şêxmaqsud y Eşrefiye e imponen un asedio y un embargo en la región.
Debido al asedio y al embargo, la vida cotidiana de los habitantes de estos barrios se ha vuelto muy difícil. Hay una gran escasez de alimentos, medicinas y suministros sanitarios.
La gente intenta sobrevivir a pesar del silencio de las organizaciones internacionales de derechos humanos, especialmente de la ONU.