El estado turco lanzó una ofensiva militar para tomar el norte y el este de Siria el 9 de octubre. La campaña genocida, también unida por numerosos restos del ISIS / Al-Nusra, estuvo marcada por graves violaciones y crímenes. Más de 478 personas murieron como resultado de los ataques, incluidas mujeres y niños. Mientras 1.700 civiles resultaron heridos, más de 300.000 fueron desplazados por la fuerza.

La mujer de 80 años, Zehra El-Casim, de Serekaniye ahora se encuentra en un edificio escolar en Heseke. Se queja de condiciones difíciles, tanto por sus problemas de salud como por la falta de medios para las condiciones invernales.

“Es muy difícil vivir aquí en una escuela. No me puedo quedar aquí. Quería volver a casa y volví allí, pero no pude quedarme porque las bandas de Turquía están cometiendo actos inhumanos contra los civiles. Nadie sabe qué más podrían experimentar en manos de las bandas".

La anciana continuó; “No había comida ni pan para nosotros en las áreas invadidas. Tampoco había combustible. La gente cortaba árboles para calentarse. Así que preferí quedarme en una escuela aquí que quedarme con las bandas en Serekaniye”.

Zehra El-Casim pidió la solidaridad de las organizaciones internacionales de derechos humanos para que las bandas abandonen sus tierras y los desplazados puedan regresar a sus hogares de manera segura