Desde el jueves pasado, el Estado turco lleva a cabo una llamada "ofensiva aeroterrestre" contra el territorio autónomo del noreste de Siria, justificando esta agresión con un ataque del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Ankara el 1 de octubre. cuando dos guerrilleros del PKK llevaron a cabo una acción de sacrificio frente al Ministerio del Interior turco en el barrio gubernamental altamente seguro.
El terrorismo aéreo turco, que Ankara justifica con el derecho a la autodefensa, tiene como objetivo específico la infraestructura vital de la población civil del norte y el este de Siria. Actualmente, más de dos millones de personas se encuentran privadas de servicios básicos y la infraestructura energética de Hesekê, Qamişlo y Amûdê ha quedado casi completamente destruida.
Los ataques contra la población civil o la infraestructura civil constituyen crímenes de guerra. La comunidad internacional ignora esta abierta violación del derecho internacional y deja que Ankara se salga con la suya en su guerra contra los kurdos sin consecuencias. No sólo en Siria, sino también en Irak, Turquía recibe luz verde permanente para cometer crímenes de guerra.
Según informes desde el terreno, el ejército turco lanzó esta tarde una ola de ataques contra las zonas rurales del distrito de Ain Issa y el cantón de Gire Spi.
La agresión estuvo dirigida contra la autopista M4, las aldeas de Bîr Kino y Hurriyah al oeste del cantón Gire Spi, y las aldeas de Elîmat, Mestûra, Hoşan, Xalidiyê y Mileleq en Ain Issa.
Ain Issa está situada al sur de la zona de ocupación turca en el norte de Siria y tiene una importancia estratégica como vínculo entre las regiones autónomas del Éufrates con Kobanê en su centro y Jazira. Desde 2019, la ciudad ha estado en el punto de mira de Turquía y sus fuerzas islamistas como parte de una guerra de desgaste, con fases de alta intensidad que se alternan con fases de baja intensidad. Decenas de pueblos de la región ya han sido destruidos y despoblados por la violencia militar turca. Una ofensiva aérea turca en noviembre pasado redujo gran parte de la infraestructura a escombros y cenizas.
Una de las zonas ocupadas por Turquía en el norte de Siria es la región de Girê Spî. La antigua región multicultural y autónoma fue ocupada por Turquía en octubre de 2019 y desde entonces ha estado controlada por el servicio de inteligencia turco y mercenarios yihadistas. Según el Consejo Girê Spî Cantol, más de 100.000 personas tuvieron que huir de la región tras la invasión turca. Las personas leales al régimen turco son reasentadas en su lugar mientras el Estado turco lleva a cabo una intensa política de asentamientos, expulsando sistemáticamente a la población kurda de las zonas ocupadas.