Los refugiados de la región autónoma del norte y el este de Siria han vuelto a ser sometidos a malos tratos por parte de los guardias fronterizos turcos durante un intento de cruzar la frontera hacia el norte del Kurdistán. Según informaron los afectados en una entrevista con la agencia de noticias ANHA, con sede en Rojava, el incidente ocurrió el domingo por la noche entre Qamişlo y Nusaybin. Según el informe, un total de 28 civiles en dos grupos intentaron cruzar la frontera hacia territorio turco. Sólo dos personas lograron escapar; todas las demás fueron aprehendidas y detenidas, según los afectados.
"Éramos cuatro en nuestro grupo", dijo N.H., de 14 años, a ANHA. Cuando fueron avistados en la franja fronteriza por tres o cuatro soldados, éstos dispararon inicialmente, dijo. "Dos del grupo consiguieron escapar, E.A. y yo tuvimos menos suerte". En el lugar, dijo, el joven y el compañero de 34 años fueron primero pateados, y más tarde ambos fueron llevados a la guardia fronteriza. Allí, dijo, unos diez militares les golpearon con barras de hierro, mangueras y otros objetos. Los golpes y patadas se dirigieron a casi todas las partes del cuerpo. El brazo derecho del joven de 14 años estaba roto.
E.A. declaró que había quedado inconsciente "por la violencia masiva en la cabeza". Los cuerpos de los hombres están marcados por las huellas de los golpes y las numerosas heridas, como también puede verse claramente en las grabaciones de vídeo realizadas por ANHA. Durante varias horas estuvieron en manos del ejército turco hasta que fueron arrojados por encima del muro fronterizo, de varios metros de altura, el domingo por la mañana. Las 24 personas del segundo grupo también están de vuelta en Qamişlo. Fueron abandonados en un punto de paso y ya se han reunido con sus familias, dijo. Entre ellos había también varias mujeres y niños.
Según ANHA, una menor de once años y una adulta de 25 fueron supuestamente sacadas del grupo y violadas por soldados turcos durante el intento de cruce de la frontera. Sin embargo, en el informe no se ofrece información sobre su estado de salud y su paradero, "por la protección de las víctimas", explicó la ANHA cuando se le preguntó.