Una semana en Afrin: secuestros, saqueos, extorsiones y desplazamientos forzados

El Estado turco sigue cometiendo delitos de secuestro, saqueo, extorsión, migración forzada y cambio demográfico en la Afrin ocupada.

Después de que el Estado turco invadiera Afrin en 2018, creó un régimen terrorista completo. Los secuestros, los desplazamientos forzosos, los saqueos, las extorsiones, las torturas, las ejecuciones y los cambios demográficos se han convertido en crímenes cotidianos.

El plan del Estado turco para reasentar a más de un millón de refugiados en Siria también se está implementando como parte del proyecto de limpieza étnica en Afrin. Mientras los kurdos y las kurdas son desplazados de sus propias tierras a la fuerza por medio de masacres, son sustituidos por las familias de los mercenarios y los refugiados en Turquía.

Cambio demográfico

Según la agencia de noticias ANHA, en la última semana otros 43 refugiados han sido deportados desde Estambul y enviados al cantón de Afrin desde la puerta fronteriza de Hema, en el distrito Jindirês.

Al mismo tiempo, se completó la construcción de las casas coloniales, que comenzó en la aldea de Sindiyankê, en el distrito de Jindirês, a principios de marzo. Las familias de los mercenarios Sharqiye de Deir ez-Zor se instalarán en esas 50 unidades.

Secuestros y rescates

La "Policía Civil", el aparato criminal paramilitar establecido por el Estado turco en las zonas ocupadas, secuestró a dos ciudadanos que regresaban a Afrin desde la zona ocupada de Azaz. Se ha pedido a sus familias un rescate de 10 mil dólares por su liberación. Se desconoce dónde están retenidos y su destino.

Además, el 23 de septiembre fueron secuestradas tres personas en el distrito de Jindirês. Se supo que los secuestrados eran son Oso (25), del pueblo de Aşkan, Ehmed Ali El İsa (33) y Luqman Mihemed Hesen (34), del pueblo de Dêr Belot.

Además, 70 personas que intentaron cruzar la frontera fueron multadas y entregadas a los mercenarios en Afrin.

Más de 200 personas secuestradas en siete meses

Según la  Organización de Derechos Humanos de Afrin-Siria, 208 ciudadanos, entre ellos 24 mujeres y un niño, han sido secuestrados desde principios de 2023. Durante el mismo período, al menos 13 personas, incluidas tres mujeres, fueron asesinadas. Se talaron más de 16.000 árboles, se arrancaron más de mil árboles y se quemaron más de 70 hectáreas de tierra.

En una declaración del 10 de agosto, la organización afirmó que “el Estado turco invasor viola sistemáticamente los derechos humanos al llevar a cabo crímenes como masacres, secuestros, violencia, rescates, confiscación de propiedades de las personas, reventa de materiales confiscados en el mercado y saqueo de ambiente."

Antecedentes

El cantón de Afrin era el cantón más occidental de Rojava y del norte y este de Siria, hogar de 200.000 personas de etnia kurda. Aunque la población era abrumadoramente kurda, albergaba diversos grupos religiosos, incluidos yazidíes, alauitas y cristianos, además de musulmanes suníes.

El 20 de enero de 2018, Turquía lanzó ataques aéreos contra 100 lugares en Afrin, como inicio de una invasión que denominaron "Operación Rama de Olivo".

La Fuerza Aérea Turca bombardeó indiscriminadamente a civiles, así como a posiciones de las YPG/YPJ, mientras que facciones y milicias organizadas bajo el paraguas del Ejército Nacional respaldado por Turquía llevaron a cabo un asalto terrestre.

El 15 de marzo, las milicias respaldadas por Turquía habían rodeado la ciudad de Afrin y la habían sometido a bombardeos de artillería. Un ataque aéreo turco alcanzó el único hospital en funcionamiento de la ciudad y mató a 16 civiles.

Los civiles huyeron y las SDF se retiraron, y el 18 de marzo Turquía ocupaba Afrin de facto. Entre 400 y 500 civiles murieron en la invasión, en su abrumadora mayoría como resultado de los bombardeos turcos. Otros civiles fueron ejecutados sumariamente en el campo.

Antes de la invasión turca, Afrin había sido una de las zonas más pacíficas y seguras de Siria, y prácticamente nunca había visto combates durante la guerra civil, salvo escaramuzas ocasionales entre las YPG/YPJ y las fuerzas yihadistas en sus fronteras. Como resultado, Afrin ofreció refugio pacífico a más de 300.000 desplazados internos de otras partes de Siria.

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