La detención del alcalde de Estambul agudiza la crisis política en Turquía
Este pasado domingo se oficializó la detención de Ekrem İmamoğlu, alcalde de Estambul y principal opositor de Recep Tayyip Erdoğan en la carrera presidencial.
Este pasado domingo se oficializó la detención de Ekrem İmamoğlu, alcalde de Estambul y principal opositor de Recep Tayyip Erdoğan en la carrera presidencial.
El representante del Partido Republicano del Pueblo (CHP) fue trasladado a prisión tras haber sido arrestado el miércoles último, acusado de corrupción y vínculos con el terrorismo. Unos hechos que han generado protestas masivas en todo el país, que han acabado con más de 300 detenidos.
“Un puñado de individuos que intentan usurpar la voluntad del pueblo, abusando de mi querida policía, han enviado a cientos de agentes a la puerta del hogar de la persona que representa a 16 millones de estambulíes”, decía İmamoğlu en un vídeo publicado en su cuenta oficial de X.
El arresto se producía cuatro días antes de la celebración de unas primarias de su partido, en las cuales se decidiría el candidato del CHP a las elecciones presidenciales de 2028. Unos comicios en los que solo participaba İmamoğlu, por lo que no se dudaba de su victoria.
El Partido Republicano del Pueblo, formación de centroizquierda que estuvo cerca de arrebatarle el poder al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdoğan en 2023, ha catalogado el arresto del alcalde de la principal ciudad turca como un “intento de golpe de Estado”.
La detención de İmamoğlu ha propiciado protestas en todo el país, donde miles de ciudadanos han salido a las calles para apoyar al principal opositor de Erdoğan. Las manifestaciones han derivado en enfrentamientos con las fuerzas policiales enviadas por el gobierno. Los disturbios, que comenzaron en Estambul, se han extendido a más de 55 de las 81 provincias turcas y han dejado 323 personas detenidas.
En este contexto, y con las elecciones convocadas por las filas del CHP, el gobierno turco ha intentado bloquear cuentas en redes sociales, así como ralentizar el acceso no solo a estas plataformas, sino también al uso de internet en general. La red social X denunció esta situación en un comunicado: “Nos oponemos a las múltiples órdenes judiciales de la Autoridad Turca de Tecnologías de la Información y la Comunicación de bloquear más de 700 cuentas de organizaciones de noticias, periodistas, figuras políticas, estudiantes y otras personas en Turquía […] y creemos que esta decisión del gobierno turco no solo es ilegal, sino que impide a millones de usuarios turcos el acceso a las noticias y al discurso político en su país”.
Quién es Ekrem İmamoğlu
Ekrem İmamoğlu es el principal opositor político, a día de hoy, de Recep Tayyip Erdoğan, actual presidente de Turquía y considerado el “hombre fuerte” del país. İmamoğlu ganó la alcaldía de Estambul en 2019, superando al candidato del Partido AKP, al que pertenece Erdoğan, en unas elecciones que debieron repetirse debido a impugnaciones. En la repetición de los comicios, consolidó su victoria con un margen aún más amplio.
En Turquía se dice que “quien pierde Estambul, pierde Turquía”, y bajo esta premisa las elecciones presidenciales de 2023 fueron vistas con esperanza por la oposición, creyendo que marcarían el fin de la era de Erdoğan. Sin embargo, esto no sucedió.
Ahora bien, en los comicios de 2023 no fue Ekrem İmamoğlu quien se enfrentó a Erdoğan, sino Kemal Kılıçdaroğlu. Tras la derrota del CHP en estas elecciones, cuando por primera vez desde que llegó al poder hace más de 20 años, Erdoğan necesitó alianzas y una segunda vuelta para asegurar su victoria, İmamoğlu se posicionó como la principal apuesta del CHP y no ha escondido su intención de enfrentarse a Erdoğan.
Su detención se basa en dos acusaciones principales. Por un lado, se le acusa de corrupción. En la investigación que llevó a su detención formal el pasado domingo, la fiscalía de Estambul lo acusa de “establecer y dirigir una organización criminal, aceptar sobornos, extorsionar, registrar ilegalmente datos personales y amañar una licitación”. Esta investigación ha llevado también a la detención de más de cien figuras prominentes en el país.
La segunda acusación lo vincula con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), una organización considerada terrorista por el gobierno turco. La fiscalía sostiene que İmamoğlu habría incluido a miembros de la organización en instituciones municipales de Estambul.
Estas causas fueron abiertas tan solo un día después de que la Universidad de Estambul anulase el título universitario de İmamoğlu —según la Constitución turca es necesario poseer una titulación universitaria para poder presentarse a la presidencia del país—. Unas acusaciones que ya fueron usadas en 2020 y que la misma universidad negó.
Tras cuatro días bajo custodia policial, el alcalde de Estambul fue llevado al Palacio de Justicia de Çaglayan, donde fue interrogado durante horas por ambos casos. Al final, la mañana del domingo, se decretó prisión preventiva por la acusación de corrupción —no por la de terrorismo—, alegando la posibilidad de que huya del país o elimine pruebas.
La detención de İmamoğlu ha profundizado, aún más, la crisis política en Turquía y está dejando presente el gran apoyo que el miembro del CHP cosecha en todo el país. Tras estos hechos, las protestas no han parado de convocarse a pesar de que la Delegación del Gobierno de Estambul prohibió “todo tipo de reunión, manifestación o rueda de prensa” en la provincia entre el 19 y el 23 de marzo, e incluso las elecciones para la candidatura del CHP se llevaron a cabo.
Esta consulta fue convocada por la formación de centroizquierda hace un mes, con la particularidad de que Ekrem İmamoğlu era el único candidato, y ha recibido el respaldo de 1,6 millones de los 1,7 millones de miembros del CHP, consolidándose como el candidato presidencial del partido.
¿Una estrategia de Erdogan para mantenerse en el poder?
La detención de Ekrem İmamoğlu, quien se ha enfrentado a más de veinte causas en su contra desde que asumió el gobierno de Estambul, no deja de ser vista como la forma en que Erdoğan intenta deshacerse de su principal rival político. Muchos consideran a İmamoğlu como el único candidato capaz de arrebatarle la victoria al que ya parece el líder eterno de Turquía.
Y es que Recep Tayyip Erdoğan lleva en el poder más tiempo que Mustafa Kemal Atatürk, el padre de la Turquía moderna. No es casualidad que se le considere el “hombre fuerte” del país. Desde su llegada al poder en 2003, Erdoğan no ha dejado de cosechar victorias. Su respaldo popular le ha permitido centralizar el poder en su persona, transformando Turquía en un régimen presidencialista tras el referéndum de 2017, en el que la victoria del “Sí” le permitió abolir el cargo de primer ministro y concentrar más poder en la presidencia.
Cabe señalar que, tras finalizar su mandato como primer ministro en 2014, Erdoğan no podía volver a ocupar dicho cargo debido a las restricciones impuestas por su propio partido, que limitaban a tres mandatos consecutivos el desempeño del cargo. Ante esta situación, no le quedó otra opción que postularse a la presidencia. Al eliminar la figura del primer ministro y convertir la presidencia en un cargo con amplios poderes ejecutivos, Erdoğan garantizó su continuidad en el poder, consolidando su control absoluto sobre Turquía.
Este referéndum se llevó a cabo tras el intento de golpe de Estado de 2016, el cual provocó la criminalización de los opositores de Erdoğan, principalmente parte del movimiento liderado por el religioso Fethullah Gülen. No solo figuras políticas, también intelectuales, periodistas y activistas fueron perseguidos, detenidos o forzados al exilio. Una auténtica “caza de brujas” que permitió al líder turco eliminar a gran parte de sus críticos, controlar aún más los medios de comunicación y consolidar su dominio sobre el país. Gracias a esto, logró celebrar el referéndum que le permitió acabar con la separación de poderes que el mismo Atatürk implantó en Turquía en 1923.
Ahora bien, la Constitución turca limita a dos los mandatos presidenciales, por lo que Erdoğan no podría presentarse a las elecciones de 2028 si se celebran en su fecha prevista. Sin embargo, esta restricción podría eludirse si los comicios se adelantaran, permitiéndole presentarse nuevamente. Aunque Erdoğan ha asegurado que no se postulará a más elecciones, pocos creen en sus palabras, ya que no sería la primera vez que finge retirarse de la política.
En este contexto, y conociendo el historial de Erdogan, no debería sorprender que la detención de Ekrem İmamoğlu fuese, como denuncian desde el CHP, un intento del presidente de acabar con su principal —y posiblemente único— rival a la presidencia.
Estamos a tres años de las elecciones presidenciales que, en el caso de que se celebrasen cuando están estipuladas, sí que marcarían el fin de la era de Erdogan. Sin embargo, nadie se extrañaría si el todavía presidente de Turquía maniobrase, como parece que empieza a hacer, para mantenerse en el poder.
FUENTE: Marta Moreno / Diario Red