Las conversaciones de İmralı se iniciaron para superar los temores suscitados por los acontecimientos en Siria, pero lo que se prevé para la estructura “apoísta” en “Binxet” (en turco, “la frontera sur” = Rojava) sigue siendo ambiguo. O bien se ha elaborado una hoja de ruta al respecto, pero se ha dejado deliberadamente sin aclarar; una especie de silencio a sabiendas.
Esta ambigüedad puede explicarse por el deseo de evitar un posible sabotaje por parte de facciones nacionalistas, centradas en el Estado, que esperan la eliminación del Partido de la Unión Democrática (PYD), las Unidades de Defensa Popular (YPG) y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y verían cualquier acontecimiento contrario como la “apertura del camino hacia un Estado kurdo bajo protección estadounidense”.
Alternativamente, dado que los estadounidenses también están implicados, cabe esperar que la hoja de ruta vaya tomando forma por el camino.
La cuestión kurda requiere establecer múltiples mesas con diferentes interlocutores porque el asunto se ha regionalizado, incluso internacionalizado. Abdullah Öcalan es el principal interlocutor en İmralı, pero lograr una solución global sin coordinación con Bagdad, Erbil, Sulaymaniyah, Qamishlo, Damasco, Teherán y Washington es imposible.
Si Öcalan ha pedido el fin de la lucha armada sin hacer referencia a ninguna garantía, cabe suponer que el Estado reconoce que el movimiento kurdo no se disolverá sin más con la disolución del PKK y, por tanto, está dispuesto a realizar ciertos ajustes o cambios de posición.
Una vez que el PKK deponga las armas, entrará en una nueva fase. Esto puede interpretarse como la transición del movimiento kurdo en Turquía hacia una política democrática sin cambio de régimen. Sin embargo, existe una estructura autónoma de facto en Siria. Por tanto, una negociación funcional probablemente no significaría anular todos los logros, sino integrar la estructura existente en la nueva Siria, aunque se mantenga alejada de las formas federales. En otras palabras, la reconciliación requiere cambios de parámetros por ambas partes.
Durante el proceso que comenzó en 2013 y se enterró en 2015, el factor perturbador fue que Rojava era una línea roja.
En 2014, Cemil Bayık me dijo en Qandil: “Turquía no puede desarrollar una solución en el norte eliminando el estatus de los kurdos de Rojava. Si quiere una solución, debe aceptar los logros de los kurdos de Rojava”.
En aquel entonces, nuestros análisis nos llevaron a esta conclusión: preservar la estructura autónoma en Siria y lograr un estatus para los kurdos podría ser equivalente al desarme del PKK.
Al no poder establecerse esta ecuación, el proceso se estancó. Mientras tanto, la implicación estadounidense se ha convertido en decisiva para configurar la posición de las FDS. En la nueva fase tras el colapso del régimen de Bashar al Asad, Israel ha alterado la ecuación ampliando su intervención y metiéndose de cabeza en Siria. Israel ha estado instando a la administración de Donald Trump a mantener las fuerzas estadounidenses en Siria y continuar apoyando a las FDS. Esto ha elevado los niveles de alarma en Ankara.
Entonces, en estas nuevas condiciones, ¿qué posibilidades hay de que Ankara aborde Siria de forma diferente a como lo hizo durante las negociaciones de 2013?
Según el portavoz del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Ömer Çelik, Ankara interpreta el desarme no solo como la eliminación del PKK en Irak, sino también de las YPG. “La organización terrorista PKK, YPG, PYD y todas sus extensiones deben deponer las armas”, afirma. Esto suena como una repetición de 2013. Pero, ¿lo es realmente?
Todos los indicios dentro del movimiento kurdo sugieren que el llamamiento definitivamente no abarca a Siria. El comandante general de las FDS, Mazloum Abdi, ha declarado: “El llamamiento del Sr. Öcalan se dirige directamente al PKK, con el objetivo de desarmar a los guerrilleros del PKK. No se refiere directamente a nuestra región ni a nuestras fuerzas”. En cuanto a la carta que recibió de Öcalan, Abdi también ha dicho: “No se refiere directamente a las FDS o a esta región, sino que menciona la consecución de un alto el fuego y la resolución de la crisis siria por medios pacíficos”.
Abdi también quiere que Estados Unidos permanezca en Siria hasta que se garantice una solución descentralizada.
Zübeyir Aydar, de la rama europea de la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK), respondió a la pregunta de ANF sobre si el desarme se aplicaba también a las FDS o las YPG: “No, eso no es cierto. Cuando el presidente (Öcalan) escribe o habla, sabe exactamente a quién se dirige y a dónde. Anteriormente había dicho que las FDS no debían disolverse dentro de HTS (Hayat Tahrir al-Sham). Definitivamente debe haber un estatus para los kurdos allí. La solución que propone el presidente Apo es para todo Kurdistán. Los medios de comunicación turcos pueden interpretarlo de otro modo como parte de la guerra psicológica, pero nosotros sabemos lo que hay y actuamos en consecuencia”.
Lógicamente, ninguna negociación en İmralı puede excluir a Siria. La ambigüedad reside en lo que se prevé.
Fawsia Yusuf, del Consejo Presidencial del PYD, ha declarado también que Öcalan busca impedir los planes de eliminación del pueblo kurdo: “Hoy en día, el mayor obstáculo para el diálogo entre la Administración Autónoma y Damasco es Turquía… Creo que este paso tendrá un efecto positivo para lograr una solución duradera en Siria”.
Si Öcalan ha propuesto efectivamente una solución para todo Kurdistán (lo que tendría sentido, ya que el PKK actúa en las cuatro partes), ¿cómo interpretar en el contexto sirio, donde existe una situación de hecho, la afirmación de su llamamiento de que “los Estados-nación, las federaciones, la autonomía administrativa y las soluciones culturalistas no responden a la sociología histórica de la sociedad”?
Las FDS también están utilizando toda su influencia en las negociaciones para la integración para asegurarse algún tipo de estatus.
Que Öcalan no mencione el estatus en su carta no significa que estas cuestiones no se discutieran en İmralı.
¿No hay pistas en la carta a Abdi? Por lo que he podido averiguar, la carta incluye saludos, valoraciones sobre la mujer y la sociedad, análisis ideológicos y algunas recomendaciones. No menciona el desarme. Las tres sugerencias principales de la carta son, a grandes rasgos, las siguientes:
*Pon fin cuanto antes a los enfrentamientos en Qarakozaq y en la presa de Tishrin; se trata de una estratagema para distraerte e impedir que llegues a Damasco.
*No actúes solo; forja alianzas con quienes te rodean.
*Dialoga con las potencias hegemónicas, pero ten cuidado con sus agendas. No caigas bajo su influencia; confía en tu propia fuerza.
La tercera recomendación también formaba parte del planteamiento de la “Tercera Vía” al inicio de la crisis siria. Esto puede inquietar a las facciones que buscan la protección israelí.
La falta de referencias directas a las FDS en el llamamiento podría sugerir que la dimensión siria se ha pospuesto, se ha dejado de lado o que existe una solución provisional tácita. Al hablar de aplazamiento o separación, entra en juego el factor estadounidense. En las condiciones actuales, Estados Unidos no tiene intención de abandonar a las FDS. Si el llamamiento de İmralı se convierte en una decisión a través del Congreso del PKK, Ankara podría utilizar este resultado para influir en la política de Trump sobre Siria.
Sin embargo, la interpretación estadounidense del llamamiento de Öcalan no coincide con las expectativas de Ankara.
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca dijo: “Este es un acontecimiento importante. Esperamos que ayude a nuestros aliados turcos a sentirse más tranquilos con respecto a los socios de Estados Unidos contra ISIS”.
En otras palabras: “Como el PKK se ha disuelto, la amenaza para Turquía ha desaparecido, la justificación para intervenir en Siria ya no existe, y Estados Unidos ha resuelto su contradicción con su aliado de la OTAN mientras apoya a las FDS”.
Pero el mensaje que Ankara podría querer transmitir es diferente: “Turquía está haciendo las paces con los kurdos; incluso puede actuar como protector de los kurdos en Siria. Turquía hará lo que sea necesario contra ISIS junto con los socios regionales. Estados Unidos ya no necesita permanecer en la región”.
En cualquier caso, está entrando en el expediente un nuevo parámetro que podría cambiar el curso del diálogo turco-estadounidense. Todavía es difícil predecir hacia dónde llevará a las partes esta nueva aportación.
Así, cuando se levante la justificación del “terrorismo”, ¿seguirá la barrera turca impidiendo que los kurdos sirios negocien su propia solución interna con Damasco?
Pistas sobre la posible postura de Ankara pueden verse en un artículo que fue publicado en el diario Hürriyet: “Hay dos opciones para la estructura de las YPG en Siria. La primera es llegar a un acuerdo con el Estado sirio y formar parte de la nueva estructura estatal. La segunda es continuar con los actos terroristas… Ankara cree que la mejor opción para las YPG es formar parte del Estado sirio mediante negociaciones”.
Si este artículo no es una mera precaución para evitar que los kurdos lleguen a la conclusión de que “Öcalan vendió la causa”, entonces sugiere un camino intermedio.
Una posible fórmula provisional es una solución en la que los cuadros del PKK se retiren de Siria, las FDS se integren en el sistema, se reconozcan constitucionalmente la identidad y la lengua kurdas, y se transfieran competencias del centro a las autoridades locales.
Señalar al Partido DEM como la dirección de la política legal en Turquía, mientras se tacha al ala civil del PYD en Siria es una contradicción insostenible para cualquier proceso de paz.
En resumen: Siria no está definitivamente fuera de la mesa, pero permanece en suspenso.
FUENTE: Fehim Tastekin / Duvar English / Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid