Uxue Alberdi Estibaritz nació en Elgoibar, Gipuzkoa, Pas Vasco en 1984.
Licenciada en Periodismo, es escritora y bertsolari (una versión vasca de los dengbej kurdos, improvisadores de versos).
Ha colaborado con diferentes medios de comunicación como redactora, articulista y locutora de radio de programas literarios. Recibió dos becas de redacción literaria. Es autora de libros de relatos y novelas.
Desde 2004 ha recibido varios premios en concursos de cuentos y versos escritos. Es también autora y traductora de varios libros de literatura infantil.
Actualmente se dedica a la escritura y al arte de improvisar versos, y ha publicado varios artículos sobre bertsolarismo y feminismo.
Uxue Alberdi recuerda con pasión su actuación como bertsolari en un Newroz en Amed (Diyarbakir) hace anos. Fue increíble, dice, actuar frente a un millón de personas.
En Kurdistán, Alberdi había llegado como parte de una delegación de vascos, sobre todo artistas y tuvo la oportunidad de conocer y actuar con muchos artistas kurdos. Entre kurdos y vascos, dice, siempre hubo una gran solidaridad y seguimos compartiendo mucho.
¿Cuándo y cómo decidiste ser escritora?
Ya de niña escribía versos y relatos cortos. A los dieciséis años empecé a publicar artículos de opinión en una revista local; a los dieciocho escribía cuentos para la radio vasca (Euskadi Irratia); me premiaron algunos relatos en concursos locales y nacionales; y a los 21 me concedieron una beca para escribir mi primer libro, Aulki bat elurretan. Desde entonces no he parado de escribir. Lo de ser escritora es un título que te pilla por sorpresa: un día te levantas y lees en el periódico: “Uxue Alberdi. Escritora”. Cuesta un poco acostumbrarse a la etiqueta, pero lo de escribir es algo que me nace desde muy adentro.
Tú eres también bertsolari, por lo tanto acostumbrada a trabajar con la improvisación. ¿Cuánto te ayuda eso en tu escritura? ¿cómo escribes? ¿los personajes vienen primero, o imaginas una historia primero y la llenas de personajes?
Los procesos creativos en la escritura y en el bertsolarismo son muy divergentes, incluso antagónicos… Durante las épocas de escritura intensa suelo notar cierta dificultad al improvisar bertsos, ya que las ideas que me vienen a la cabeza suelen ser demasiado complicadas y extensas para ajustarlas adecuadamente a la métrica de las estrofas. Al contrario, después de temporadas de muchas actuaciones bertsolarísticas suelo necesitar un periodo de aclimatación para poder tomarle el pulso a la escritura, porque la mente está acostumbrada a buscar frases breves concisas que el público en general pueda captar al instante, un código unificado fácil de comprender: imaginarios comunes y referencias compartidas, sean culturales, humorísticas, sociales, temáticas, lingüísticas o visuales, que tejan lazos entre quienes improvisamos y el público.
Respecto al proceso creativo literario, suele cambiar de un proyecto a otro. El impulso inicial no siempre viene de la misma manera: a veces es una imagen, o un personaje, un sentimiento, un argumento más concreto… Hay algo que me dice que en esa imagen, ese personaje o ese hecho puede haber una historia, y empiezo a tirar del hilo, imaginando, tomando notas, probando tonos… En este momento estoy escribiendo una novela basada en la vida de una persona real, y para ello he realizado varias entrevistas con dicha persona, más de cuarenta horas de grabación. Ahora estoy tratando de trasladar a la ficción todo lo recogido, convirtiendo a esa persona en personaje, mezclando sus ideas con las mías, fusionando los hechos reales con los imaginarios… Pero cada historia me pide un proceso diferente.
¿Cuáles son tus influencias ya sean literarias, musicales, cinematográficas…?
Durante muchos años he leído mucho relato corto: Julio Cortazar, Antón Chéjov, Samanta Schweblin, Alice Munro, Eider Rodriguez… Leo mucha literatura vasca, ya que suelo dirigir tres grupos literarios en los que trabajamos con la literatura escrita en euskara o traducida al euskara, y gracias al bertsolarismo, tengo siempre presente el lenguaje oral. Disfruto la suerte de tener una madre librera que me fía todos los libros que quiera… Ahora estoy leyendo más novelas que relatos.
Hablemos un poco de tus novelas y narrativa…
Hasta ahora he publicado dos libros de relatos (Aulki bat elurretan y Euli-giro) y una novela (Aulki-jokoa). Hace diez años pasé una temporada viviendo en Suecia, y en Aulki bat elurretan reuní relatos situados en el país nórdico. Yo contaba tan solo con 20 años y fue mi primer ejercicio literario serio. Tuve la suerte de recibir una beca para la escritura del libro y la publicación me abrió bastantes puertas en el ambiente literario vasco.
Luego vino la novela Aulki-jokoa (traducida al español en 2011), una novela que trata sobre el amor, la guerra, la libertad, la rebeldía… eternos dardos que atraviesan las vidas de los moradores de un pequeño pueblo costero de Euskal Herria. Una historia tejida por tres voces femeninas en diferentes épocas de sus vidas: infancia, juventud y vejez, construida sobre los sentimientos, pero también sobre la dignidad y sobre el papel reparador de la memoria.
Después vino Euli-Giro. Se trata de un trabajo conformado por nueve relatos. El título alude a un ambiente enrarecido pero cotidiano, y describe la sensación de extrañeza o de amenaza más o menos velada que recorre las historias. La tensión en las relaciones familiares, la frustración, el peligro, la muerte o la traición se sirven en plato pequeño, a través de detalles y pequeños gestos. Aunque casi todas las historias parten de la cotidianeidad, en este libro renuncié a una perspectiva más realista para sumergirme gradualmente en planos narrativos simbólicos, fantásticos, mágicos, con toques incluso de surrealismo. En realidad, ese juego entre lo real y lo fantástico recorre las tres obras citadas.
Mi última novela se llama Janis Joplin.
¿Cuánta Euskal Herria hay en tu trabajo?
Escribo en euskera y desde el euskera, y escribo desde mi cuerpo: una mujer euskaldun. Son mis geografías y de ellas parte mi mirada. La mayoría de mis historias están situadas en mi país y, por consiguiente, impregnadas de nuestra historia, nuestros paisajes, nuestra gente y el imaginario compartido por todos ellos, pero las experiencias de mis personajes son, de alguna manera, también universales. En definitiva, lo particular y lo universal son lo mismo… son las particularidades las que conforman lo universal.
La lengua por supuesto tiene gran importancia en tu obra. Me refiero a la lengua vasca por un lado y al lenguaje por otro. ¿Qué sitio ocupa la literatura en euskera hoy?
Todos los escritores vascos tenemos la conciencia de ejercer en una lengua subordinada. Pero es nuestra lengua, y somos los únicos en todo el mundo que podemos escribir en euskera. La literatura vasca, o la hacemos nosotros, o no se hace.
¿Cómo definirías la escena literaria vasca actual?
En cuanto a producción, pienso que tenemos muchos y diferentes autores que escriben en euskera, y que lo hacen muy bien. En cuanto a los lectores…
Siempre nos gustaría que hubiese más, pero esto pasa en todos los idiomas. El futuro de la literatura vasca está estrechamente relacionado con el futuro del euskera, y en ese futuro no sólo contamos los escritores, los lectores o los hablantes… Hay que hacer políticas a favor del euskera, y no en contra de ella como se suele hacer desde nuestras propias instituciones. Vivimos una gran colonización cultural, y lo peor es que mucha gente ni se da cuenta…
Se nos habla de paz y convivencia, pero en realidad se nos quiere ahogar poco a poco… Ser parte de una nación sin estado nos lleva a una subordinación lingüística, cultural, identitaria, económica… y de todo tipo.