El pasado 13 de febrero, el director de cine Veysi Altay fue sentenciado en Batman a dos años y medio de cárcel por “propaganda terrorista”. De hecho, un Tribunal turco acusa a su película, “Nû Jîn”, que narra las historias de las mujeres guerrilleras en la ciudad de Kobane.
El Tribunal también ha sentenciado con la misma pena de cárcel al organizador de las proyecciones de la película en Batman.
Este es sólo otro caso se represión contra los cineastas y directores kurdos en Turquía: están sujetos a amenazas, represalias, prohibiciones de desplazamiento y detenciones arbitrarias cada día.
En octubre de 2018, otro director fue sentenciado con una medida similar: Giyasettin Sehir fue encarcelado por cargos de “actividades terroristas”.
En la ciudad de Batman, los directores Çayan Demirel y Ertuğrul Mavioğlu están también siendo juzgados por su película “Bakur”. La acusación siempre es la misma, pero en este caso les piden 5 años de cárcel.
El director Kazim Öz también ha sido acusado de pertenecer a una organización terrorista y hacer propaganda terrorista.
Las películas y los documentales kurdos son censurados por el gobierno turco. La represión no solamente afecta a los cineastas, sino también a otros artistas e intelectuales, así como a actores y actrices de teatro, cantantes y organizaciones culturales.
Mientras el Estado de Turquía concentra sus ataques contra los éxitos alcanzados por las áreas autónomas del Norte de Siria, estas sentencias afectan particularmente a quienes deciden romper el muro del silencio y denunciar lo que les ocurre a artistas, activistas y disidentes políticos en Turquía, un país que está entre los primeros puestos en la lista de países con denuncias por violaciones de derechos humanos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En las últimas dos semanas, 7 activistas kurdos han muerto como resultado de la huelga de hambre en demanda del fin del aislamiento impuesto a Abdullah Öcalan.
La Oficina de Información del Kurdistán en Italia, IUKU, ha organizado una campaña de recogida de firmas y enviado una apelación a las autoridades italianas solicitando al Ministerio de Patrimonio y Actividades Culturales y al Ministerior de Asuntos Exteriores “condenar la censura y la violación de la libertad de expresión contra decenas de artistas en Turquía”.
La apelación, añade: “El cine kurdo debe seguir con vida. La cultura es un derecho fundamental de todo pueblo y el gobierno turco no puede continuar represaliando el mundo cultural kurdo”.
Esta apelación está dirigida a todo el mundo de la cultura italiana, con el fin de que apoyen la lucha por la libertad que los directores de cine y cineastas kurdos tienen que llevar a cabo cada día.
Los promotores de la iniciativa son:
UIKI – Oficina de Información del Kurdistán en Italia, Centro Socio-Cultural Ararat, Red Roma y Kurdistán.
Las firmas pueden enviarse a: [email protected]
Los primeros signatarios son:
Ivan Bormann, director; Giovanna Taviani, directora; Zerocalcare, editor y dibujante; Pietro Marcello, director; Luigi D'Alife, director; Stefania Incagnoli, directora; Martino Seniga, Articolo21; Giancarlo Bocchi, director; Daniela Stara, Festival de Cine Babel; Alessio Spataro, editor y dibujante; Alessandro Perrotta, poeta; Chiara Gioncardi, actriz.
Firmas de colectivos:
Asociación de Autorización Cinetelevisional - 100autori
Zapruder, Storie in Movimento (Historias en Movimiento)