Este jueves llegaba a Madrid la ópera prima de Ersin Çelik: 'Por la libertad' (Ji Bo Azadiyê), primer film de ficción de la Comuna de Cine de Rojava, basado en los diarios y testimonios de los jóvenes que resistieron en el asedio de Sur, en Diyarbakır, en 2016.
La película se empezó a rodar en los mismos hechos que narra, cuando decidieron sacar a un grupo de personas del asedio de Sur para que contara la historia. Otro grupo se quedó sabiendo que jamás podría hacerlo.
Desde ANF hemos hablado con sus productores Diyar Hesso y Alba Sotorra:
Venís desde muy lejos para presentar la primera gran producción cinematográfica rodada en el norte de Siria desde la Revolución de Rojava. ¿Qué recepción está teniendo en Occidente y cuáles son vuestras expectativas?
Diyar Hesso: Primero fue de este a oeste. Hemos ido a un montón de países, empezando por India.
Del público hemos recibido reacciones similares. La primera reacción normalmente es una especie de estado de “shock”. Se quedan impactados por la historia, la realidad y la resistencia. Es impactante porque es una historia potente. Pero también surge una empatía o al menos una comprensión sobre la historia y su esencia, sobre las emociones que la pelicula trata de mostar.
Muchas personas del público, sobre todo en occidente, nos han dicho que era un película de guerra, pero también sobre la amistad, la humanidad y sobre como la gente se cuida los unos a los otros.
Es una buena acogida. ¿Como te sientes al respecto?
Diyar Hesso: Sí, creo que sí que lo es. De los medios de comunicación, de la gente... Poder proyectar la película en tantos lugares diferentes y distintos festivales en una época complicada como esta es una señal de la buena acogida.
En cierto modo, me siento feliz. Feliz por poder lograr esto, me emociona cada vez que se proyecta. Sobre todo si estamos ahí para presentar la película, porque de alguna forma estamos contando la historia en cada ocasión. Vemos en la mirada del público muchísimos sentimientos que afloran del interior.
En 2018 filmaste ‘Comandante Arian’ y ahora formas parte del equipo de producción de ‘Por la libertad’, dirigida por Ersin Çelik, ¿Qué tiene el Kurdistán que llama tanto tu atención?
Alba Sotorra: Lo explico de la siguiente manera: cuando empecé el proyecto de Comandante Arian fue principalmente por una idea política que llamó mi atención y un proceso del que quería formar parte de algún modo, aunque fuera un poquito. Pero tras vivir ahí con la gente a la que conocí... ya no sé que que tiene más peso para mí, si la parte emocional o la parte política. Creo que ambas. Me siento muy conectada con la gente que conocí, con el proyecto que están llevando a cabo y simplemete... me es algo natural.
La película está producida, entre otros, por la Comuna de Cine de Rojava. ¿En qué consiste la Comuna de Cine de Rojava? ¿Qué ha supuesto trabajar con ella?
Diyar Hesso: La Comuna de Cine de Rojava es un colectivo de cine establecido en 2015, cuyo objetivo es generar una estructura cinematográfica en Rojava-Norte de Siria. Fue fundada por jóvenes cineastas y amigos del pueblo kurdo. Está organizada de tal forma que su trabajo se basa en tres diferentes pilares: el primero es la eduación; tratamos de crear una nueva generación de cineastas de la región que tengan sus propias historias, sus experiencias y deseen contarlas. Para esto tenemos la Academia de Arte, en el Departamento de Cine.
Luego están las proyecciones; organizamos proyecciones en diferentes salas de teatro, salas de conferencias, en colegios, escuelas primarias, en pueblos... porque actualmente no existen una sola sala de cine funcionando en la región. Esto se debe a las políticas del régimen Baath antes de la Revolución de Rojava. En esta pata también contamos con el Festival de Cine Internacional que organizamos cada año.
El tercer pilar es la producción; producimos nuestras propias películas y contamos nuestras propias historias desde nuestra perspectiva para así cambiar la narrativa adoptada especialmente en los medios occidentales, y su representación de la región y los combatienes kurdos. También ayudamos a los cineastas que vienen de otros países a elaborar sus películas. Esto es la idea la Comuna de Cine de Rojava.
¿Y cómo te sientes trabajando en la Comuna?
Diyar Hesso: No sé como responder, porque no solo es trabajo, es como una forma de vida. No solo trabajamos juntos, también vivimos juntos, generamos colectividades, compartimos valores, ideas...
Basicamente es vivir en colectividad y poder contar las historias que sentimos importantes para nosotros y para la región.
Alba Sotorra: Bueno, podría añadir que creo que la Comuna de Cine nace de la necesidad de poder contar sus historias desde sus propias perspectivas, especialmente en un contexto donde muchas de estas han sido silencias, incluso eliminadas de los medios de comunicación y las noticias. También otras hitorias han vivido lo contrario, han sido sobreexpuestas pero de una forma equivocada. Así que nace de la necesidad de poder expresar lo que uno está pasando utilizando su propia voz.
También surge de la consciencia de que la cultura y el cine es parte de la construcción de la identidad y que puede ser una arma muy potente para luchar por los derechos.
Después de filmar ‘Comandante Arian’, donde sigues los pasos de la comandante de las YPJ sobre el terreno, declaraste que en realidad no eras consciente de dónde te metías. ¿Esto ha cambiado?
Alba Sotorra: Yo he estado en conflictos, pero no tenía ni idea de lo que significaba estar en el frente, estar en una ciudad asediada o en una ciudad destruida, fue algo muy fuerte.
¿Como ha cambiado esto en los últimos años?
Alba Sotorra: No es que cambie aquello que vives en un contexto como ese, no es que aprendas a sobrellevarlo. No creo que puedas aprenderlo. El primer día que entré en Kobane era de noche, por lo que no pude ver nada. Cuando desperté al día siguiente había mucha claridad porque era temprano y estaba amaneciendo. Pude observar la destrucción y sentí la necesidad de llorar. No es que te acostumbres, al contrario, te vas haciendo cada vez más consciente, pero ganas herramientas para sobrellevarlo y sobre todo tienes la conexión con los amigos a tu alrededor, que es lo que lo vuelve soportable.
Para llevar a cabo esta película os habéis basado en diarios de jóvenes que combatieron. ¿Cuáles han sido vuestras sensaciones al leer los relatos en primera persona de quienes perdieron la vida por la libertad y poder materializarlos en una super-producción?
Diyar Hesso: En aquel entonces, cuando estaba sucediendo el asedio, desde Rojava seguiamos las noticias de los medios (que provenían basicamente de fuera del asedio). Se sentían con dureza, con impotencia y desemperanza, porque no podíamos hacer nada al respecto. La ciudad, su gente, los jóvenes como tú estaban luchando y no podías hacer nada más que seguir las noticias de lo que estaba ocurriendo. Pero tras leer los diarios, empezamos a entender, a comprender por qué sucedió. Escribían de una forma hermosa sobre una realidad muy cruda, y daba esparanza. Sobre todo las palabras del comandante Çiyager Hevi, que en momentos muy, muy duros dijo: “el final será espectacular”. Cualquiera puede sentirse conmocionado por estas palabras. Conectar con los combatientes fue algo muy significativo.
Algunos actores de la película se interpretan a sí mismos. ¿Cómo fue para ellos revivir su experiencia para la gran pantalla?
Diyar Hesso: Dos de los supervivientes del asedio se interpretan a sí mismos. Fue algo emotivo para ellos pero también algo muy pasional al mismo tiempo, por la importancia que tenía para ellos contar la historia de sus camaradas y de su sacrificio para poder salir de allí y narrar esta historia. Ser parte de este proyecto y meterse en la piel de sus personajes era algo que ellos realmente querían hacer.
Luego, por lo que se refiere al proceso de creación, la película no es cien por cien fiel a los diarios en un sentido práctico. Así que ellos nos decían que esto lo hicieron de una determinada manera, o de otra forma diferente a como lo estábamos haciendo. A veces, íbamos cambiando el guión incluso cuando estábamos rodando la misma escena.
Alba Sotorra: Yo incluso diría que en cierto modo es como una terapia, como en la tradición del Teatro de los Oprimidos de Portugal, de Brasil. Es esa idea de ensayar algo que has vivido, o algo injusto, con la finalidad de sentirlo de una forma distinta. Y creo además que puede ser empoderador especialmente para la población local el participar como extras.
Diyar Hesso: Es algo que tiene que ver con la identidad del pueblo kurdo. No son como una especie de víctimas. Por supuesto, son víctimas de injusticias, de la historia… pero la revolución es lucha, es resistencia, y esto es un modo de contar algo muy distinto para ellos porque ellos quieren más que nadie que esto sea contado.
¿Por qué habéis decidido hablar sobre el asedio turco a Diyarbakir y la resistencia de unos jóvenes que lucharon por romperlo?
Diyar Hesso: En realidad, el guión empezó a escribirse cuando la lucha real aún estaba se estaba librando. Se siente como algo muy trascendente, e incluso como algo muy valioso el hecho de salir de la propia escena.
Hacer esta película ha sido un proceso de comprensión de lo que realmente ocurrió, de por qué gente como Yilmaz, un joven de Sur, decide luchar y permanecer en su tierra hasta el final. Los comandantes y combatientes aguantaron hasta el último momento para que la historia sobreviviera y un grupo de ellos saliera de allí y pudiera contarla, y eso es algo muy importante. El Estado turco quería borrar lo que pasó allí, por ello destruyó todos los edificios incluso después de que acabara la guerra. No quería que nada de aquello trascendiera; la voluntad y la resistencia a la que se enfrentó en Sur.
Y también quiero decir que esta historia no fue contada, no fue cubierta por los medios de comunicación: cómo la gente tuvo que abandonar sus casas, su tierra… No se interesaron por ello. Esta película es también una crítica del silencio internacional.
Alba Sotorra: Yo puedo hablar desde una perspectiva occidental: estoy muy contenta de que exista el cine y de que se haya convertido en una herramienta más democrática. Es un gran desafío hacer una película, pero es más fácil que antes. Es maravilloso que por medio de una película podamos entender no sólo los hechos de lo que sucedió allí, sino también las emociones. Sólo unas pocas artes, como el cine, pueden penetrar en las emociones y los sentimientos que hay detrás de lo que ocurre y las historias de la gente.
Contar esta historia es una especie de continuación de esta resistencia que se dio en Sur…
Diyar Hesso: Sí, por supuesto. La propia existencia de esta película kurda, hecha con kurdos que resistieron a un bloqueo durante años, es un acto político en sí mismo. Y por supuesto, lo es también contar esta historia al mundo y crear conciencia sobre este resistencia que tuvo lugar allí. Y es también un intento de criticar lo que pasó en aquel momento, y quizás también un intento de impedir que algo así vuelva a ocurrir.
Alba Sotorra: Una película como esta puede llegar a una audiencia muy amplia. Es una película muy bien hecha por medio de la que gente muy diversa, entre ella gente no politizada, puede conectar. Lo que hemos sentido en los sitios donde hemos proyectado la película y hemos hablado con la gente sobre ella es que, sin necesidad de un trasfondo común, se palpa esa empatía, esas emociones en ellos. Creo que es algo alucinante. Esto no lo puedes hacer con un artículo o con una nota de prensa. Esto sólo lo consigues por medio del cine.
Rodasteis en Kobanê cuando el Estado turco comenzaba la invasión de Afrin. También cerca de las batallas por liberar Raqqa del ISIS y bajo la amenaza constante de bombardeos. ¿Cómo es sacar adelante una película en tiempos de guerra?
Diyar Hesso: Es complicado, por supuesto. Teníamos mucho trabajo que hacer y la mayor parte del equipo, de los actores y de las actrices, tenían que estar preparados para cualquier situación. Cuando empezamos a rodar invadieron Afrin, y atacaban Kobanê al mismo tiempo. Tenías que estar preparado para luchar pero también tenías que seguir filmando. Teníamos un pequeño grupo de filmación que tomó la decisión de empezar a filmar para una futura película lo que esta ocurriendo para documentarlo. A veces tenías que dejar de rodar durante días.
Y también fue algo muy emotivo porque todos nosotros hemos vivido la revolución y hemos crecido afectados por los acontecimientos políticos. Especialmente para los actores, que son guerrilleros realmente y venían de la línea del frente específicamente para hacer la película, mientras sus camaradas, sus amigos, se encontraban defendiendo Afrin, perdiendo la vida… Así que sí, muy complicado.
¿Qué planes de futuro tenéis ahora y en adelante?
Diyar Hesso: La Comuna de Cine de Rojava lleva a cabo distintos proyectos: proyecta películas, ofrece estudios en Rojava... En cuanto a proyectos cinematográficos, estamos trabajando en otra película que se encuentra en posproducción en la que contamos la historia del genocidio yazidí en manos del ISIS en 2014. Y también tenemos imágenes con las que queremos narrar la historia de la última invasión, en las ciudades de Serêkaniyê y Girê Spî, hace ahora un año.
Por otro lado, la historia continúa. La historia de la resistencia no es sobre algo que ocurrió años y años atrás, ocurrió hace unos pocos años y continúa. Después del asedio de Sur invadieron Afrin, luego Serêkaniyê… la historia continúa y nosotros seguimos contando las historias de las personas que se levantan contra estas opresiones, estas injusticias y estas invasiones.
Alba Sotorra: Nuestro objetivo principal es, por un lado, lograr que el mayor número posible de gente vea esta película y, por otro, que el mayor número posible de medios se haga eco de ella, porque esto hace que más gente vea la película y por tanto más gente sea consciente y esté comprometida, porque al final es un compromiso lo que estamos buscando.
Creo que el próximo paso es llegar a las grandes televisiones y proyectar la película en el mayor número posibles de cadenas porque es una forma de llegar a una gran audiencia. Y seguir haciendo películas.
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