En su mensaje, la Comisión de Cultura y Artes del Congreso Democrático de los Pueblos (HDK) recordó las opiniones de Yaşar Kemal sobre la paz, la diversidad cultural, la protección de la lengua materna y la unidad de los pobres.

Yaşar Kemal escribió:

"Uno, que no sea el asesino quien lea mis libros, sino el enemigo de la guerra.

Dos, oponeros a la explotación humana de las personas; nadie puede insultar a nadie; nadie puede asimilar a nadie... No se debe permitir a los Estados y a los gobiernos que estén deseosos de asimilar a la gente.

Quienes lean mis libros deben saber que quienes destruyen una cultura han perdido su propia cultura y su humanidad.

Quienes lean mis libros deben unirse a los pobres; la pobreza es la vergüenza de la humanidad. Aquellos que lean mis libros, deben alejarse de las frases malvadas".

Recordando que Yaşar Kemal, que dejó este testamento a sus lectores, solía decir de sí mismo: "Soy un kurdo pero no un escritor kurdo", el HDK añadió: "Obviamente, por esta razón, y por sus libros y discursos que se oponen a la explotación, la humillación y la asimilación, se metió en problemas con el Estado muchas veces a lo largo de los años. Fue investigado y juzgado muchas veces. Todo esto no le impidió escribir como pensaba".

El mensaje continuaba: "Las ideas del maestro de la narrativa Yaşar Kemal, sus aportaciones a la tradición de lucha, partieron de las líneas de Ince Memed (Memed, mi halcón) y nos abrazaron como un viento rebelde."

El 28 de febrero de 2015, no sólo sus lectores y admiradores despidieron a Yaşar Kemal en su último viaje. El día de su muerte, los montes Tauro, Binbogalar y el monte Ararat se despidieron de él. El calor de Cukurova y los pantanos, la llanura de Anavarza y los campos de algodón corrieron uno tras otro.

Y los ríos que fluyen con entusiasmo dieron la bienvenida al gran maestro...

La declaración decía: "No olvidemos que somos seres humanos con el pájaro que revolotea sobre nosotros, el árbol en el que nos refugiamos, el río por cuya orilla caminamos, el mar en cuyas aguas saladas nadamos".

La sociedad y el escritor socialista Yaşar Kemal no tiene ningún libro en el que no llame a la gente a luchar contra la explotación y la corrupción. No tiene ningún personaje que no se resista a la desesperación y a la difícil situación de la opresión, la crueldad y la corrupción".