Yûnis Ehmed: “Siento que debo hacer más por mi sociedad”

El artista teatral Yûnis Ehmed afirma que debe ser un espejo para su sociedad y espera que el teatro kurdo inspire al mundo.

TEATRO

Yûnis Ebd Elmecîd Ehmed ha dedicado cuatro décadas de su vida al teatro para convertirse en un espejo de la sociedad. El actor y director Yûnis Ebd Elmecîd Ehmed nació en 1960 en el pueblo de Qijle, en el distrito de Amûdê. Cuando sólo tenía cuatro años, su familia se trasladó del pueblo a la ciudad de Hesekê. Desde niño, Yûnis sintió una gran pasión por el teatro. Siempre soñó con convertirse en un gran actor y esperaba poder enseñar algún día a sus propios alumnos. Pero su familia vivía en la pobreza y no podía permitirse los medios para apoyar sus ambiciones.

Yûnis Ehmed habló con ANF y describió cómo empezó su pasión en la infancia: “Yo era un niño, y el teatro era una pasión para mí. Pero nadie me prestaba atención. Mi familia conocía mi afición por el teatro, pero debido a nuestra situación económica y a la opresión del régimen del Baaz, no podían apoyarme. En los años 1981-1982, el viento revolucionario que llegaba del Kurdistán Norte nos infundía una increíble esperanza. En 1984, ese viento estalló como un volcán y nos vimos atrapados por su calor. En 1986-1987, volví al teatro. Fui realmente feliz en aquellos años porque me había unido a grupos de teatro. La aparición del Movimiento por la Libertad del Kurdistán nos dio mucha fuerza. En aquella época, nuestro camarada mártir Bavê Teyar no sólo era un revolucionario, sino también la persona que nos enseñaba teatro. Puedo decir que mártir Bavê Teyar tuvo un profundo impacto en el teatro kurdo. De hecho, el teatro kurdo empezó a crecer de verdad con él”.

Y continuó: “Siempre digo que el teatro es el alma de una sociedad. Una persona puede resistir a través de muchas formas diferentes, y llevar la realidad de su pueblo al escenario es una de ellas. A través del teatro, he querido reflejar esta verdad y contribuir a que se reconozca la voluntad del pueblo kurdo. Aquellos tiempos estaban llenos de dificultades, pero no nos rendimos. Seguimos representando nuestras obras. El régimen del Baaz impuso presiones y torturas brutales, especialmente al pueblo kurdo. Durante todas las celebraciones de Newroz, representábamos obras en secreto. El régimen intentó reprimirnos. Sí, pasamos por muchas dificultades en aquellos años, pero esas penurias nos dieron fuerzas para sobrevivir y seguir adelante. Hoy puedo llevar el teatro a la gente. Durante el régimen, esto estaba prohibido. Entonces, actuar en un escenario era un sueño lejano. Pero ahora, con gran orgullo y valentía, represento mi teatro ante miles de personas”.

Rompiendo los muros del miedo

Yûnis Ehmed declaró que la Revolución de Rojava les abrió una gran oportunidad y que ahora han traspasado los muros del miedo. Afirmó: “Me siento profundamente vinculado al mundo del cine. Cada vez que alguien me habla de cine, siento una inmensa alegría y emoción. Como artistas de teatro, llevamos a cabo cualquier tarea que se nos pida y cumplimos con nuestras responsabilidades. Cada uno de nosotros quiere crear su propio espacio en el Kurdistán porque, como dice el Sr. Öcalan, ‘Un país que se ha construido no se puede destruir’. Todo el mundo debería saber que sin dolor y penurias no hay camino hacia la felicidad”.

Ehmed explicó que representan muchos tipos diferentes de obras, algunas políticas, otras sociales, pero todas ellas están condicionadas por la situación de la sociedad. Dijo: “No todo el mundo puede hacer teatro. Sólo aquellos que entienden profundamente a su pueblo y pueden llevar sus emociones al escenario pueden hacerlo de verdad. Llevo 40 años trabajando en el teatro, pero aún no me considero un verdadero artista teatral. Debo hacer más por mi sociedad. Debo ser un espejo para mi pueblo. Mi mayor esperanza es que el teatro kurdo se desarrolle más y se convierta en un ejemplo de arte global”.