En el Kurdistán Sur, la población se ve obligada a emigrar o a actuar como informantes. Los ataques de Turquía han afectado a sus cosechas y les han sumido en la pobreza.
El Estado turco ataca al pueblo kurdo y los valores de la sociedad kurda sin reconocer ninguna ley ni derecho para alcanzar sus sueños de Misak-ı Millî o Pacto Nacional [el Pacto Nacional fue un acuerdo de 1919 auspiciado por Mustafa Kemal que defendía unas fronteras ampliadas en relación a la actual república turca].
El apoyo prestado por las fuerzas del KDP al ejército turco en el Kurdistán del Sur ha dado lugar a una explotación muy fuerte de la población de la región. Estos ataques se llevan a cabo sistemáticamente contra zonas civiles. A lo largo del día se llevan a cabo decenas de ataques aéreos, con helicópteros y armas pesadas.
De este modo, Turquía asusta a la población, la expulsa de sus aldeas, huertos y tierras y la obliga a emigrar.
Militares turcos obligan a la población a convertirse en informadores
Los habitantes de la región, que viven de la agricultura, no pueden ir a sus tierras debido a los bombardeos del ejército turco y no pueden cosechar. Por esta razón, cientos de árboles se están pudriendo junto con sus productos. La población del Kurdistán Sur está condenada a la pobreza como consecuencia de estos ataques.
El Estado turco no se detiene ahí y sigue explotando la pobreza de la población en consonancia con la política genocida. Los pobres son chantajeados y obligados a traicionar y actuar como informadores contra las Guerrillas de la Libertad del Kurdistán.
