El internacionalista Lecwan Dogan es miembro de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (HPG) en las montañas del Kurdistán. En una anotación de su diario cuenta un día con los guerrilleros y la forma de tratarse en camaradería:

“Es ese momento de nuevo. Hace mucho tiempo que no tengo noticias tuyas, así que es hora de volver a escribir mis pensamientos. Han pasado muchas cosas en estos días y semanas. He cambiado de lugar y de trabajo. Estoy muy contento con las tareas y los retos de la nueva región.

Avances

Mi lenguaje ha mejorado mucho y los compañeros son muy cálidos, escuchan y ayudan mucho. Estoy progresando en todos los sentidos, tanto física como ideológicamente. Mientras tanto, prácticamente estoy volando por las montañas. La mayor parte del tiempo viajo con mi querido camarada Rûbar. Estamos en la misma región desde que salimos del Şervanen Nû [entrenamiento básico para nuevos combatientes] y él mismo, aunque es un cuadro más antiguo del partido, también es nuevo en las montañas. Junto con heval [camarada] Rûbar, pero también con los demás camaradas, exploramos mucho los bosques, valles y montañas del Kurdistán.

Un día especial

Me encanta estar en la naturaleza. Con los amigos de aquí, también he aprendido a amar la belleza de la naturaleza del Kurdistán. Hace unos días, las compañeras Delal y Viyan y yo salimos a explorar la naturaleza y los alrededores. Fue muy bonito, uno de los días más hermosos en las montañas.

Cuando caminaba por las montañas con heval Delal y heval Viyan, llegamos a un precipicio en un momento dado. Queríamos subir con cuidado por un pequeño acantilado. El precipicio tenía unos diez metros de profundidad. Heval Viyan no estaba todavía tan acostumbrada a correr por las montañas y se quedó un poco atrás. Heval Delal se adelantó y me tendió la mano cuando resbalé un poco. Diez segundos después, me deslicé por la pendiente y heval Delal conmigo. Caímos y caímos, y aún recuerdo mi pensamiento: “¿Cuándo vamos a llegar?” Finalmente, llegamos al fondo sujetándonos mutuamente. Lo primero que hice, algo sorprendido, fue preguntar a heval Delal si todo estaba bien. Me quité un peso de encima cuando vi que todo estaba bien, salvo los rasguños y las abrasiones. La compañera y yo nos reímos al ver que estábamos bien. Todo seguía intacto, la cabeza no estaba rota.

El vínculo

Una de las verdades del PKK y de la vida en las montañas es la hevaltî [camaradería]. Hevaltî significa atravesar el fuego por los demás y defender a los compañeros y los objetivos del partido con gran sacrificio. Significa dedicar desinteresadamente la vida a lo más alto, a la humanidad, por la paz, la libertad y la igualdad. En este ejemplo, heval Delal también se cayó porque quería evitar que yo me cayera. Ese fue un día muy hermoso, y también es un hermoso recuerdo que nos hace crecer juntos como camaradas. Heval Viyan, que iba un poco por detrás, tuvo medio ataque al corazón y se agitó mucho más que nosotros, que nos caímos diez metros. Yo y heval Delal queríamos seguir corriendo y heval Viyan dijo que estábamos locos”.