Quién es Abdullah Öcalan, una de las voces clave para la pacificación de Oriente Medio

La fotografía de Abdullah Öcalan supervisa la pierna de Samire en su salón, herida a causa de un dron turco.

La fotografía de Abdullah Öcalan supervisa la pierna de Samire en su salón, herida a causa de un dron turco. Ella forma parte de uno de los convoys ciudadanos que cada quince días se acercan a defender la presa de Tishrin, principal frente de los ataques del Estado turco al pueblo kurdo en Siria. La revolución de Rojava, como ha pasado a conocerse el proyecto kurdo desarrollado en esta región, ha impulsado el sistema que cristaliza en mayor escala las ideas del líder y pensador Öcalan. Por eso su imagen se repite en edificios administrativos, comedores, trajes militares y banderas. Samire y otras defensoras de su teoría, el Confederalismo Democrático, se han preguntado todos estos años si Öcalan conocería las dimensiones que ha alcanzado su teoría desde la cárcel de Imrali, donde el Estado turco lo mantiene aislado desde hace más de veinte años. Hasta las últimas semanas, cuando han vuelto a ver su imagen después de casi una década.

Abdullah Öcalan apeló al desarme del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) el pasado 27 de febrero, en un contexto decisivo para Oriente Medio. Rodeado por miembros del Partido Popular por la Igualdad y la Democracia (DEM), que tiene 57 cargos electos en la Gran Asamblea de Turquía (Parlamento), leía su comunicado. A lo largo de una página y media, el líder kurdo justificaba el llamamiento al desarme del PKK en el colapso del socialismo real y el fin de la negación de la identidad kurda. “Se ha hecho necesaria su disolución”, sentenciaba. Con ello buscaba poner fin a un conflicto de cuarenta años de duración entre el PKK y el Estado turco. El gobierno de Erdoğan no ha respondido todavía a las declaraciones. Tampoco ha frenado los ataques contra el vecino del sur, a quien acusa de afiliación con el PKK, para desgracia de personas como Samire.

Öcalan ha dicho públicamente en varias ocasiones que nunca ha pretendido ser un líder. El viraje de sus ideas hacia el Confederalismo Democrático es, de hecho, una negación del Estado nación y de la idea de una jerarquía vertical con poderes centralizados en personalidades únicas. Inspirado en pensadores contemporáneos como el anarquista Murray Bookchin y su concepto de “municipalismo libertario”, Öcalan ha sentado las bases teóricas de un sistema basado en la democracia directa, la liberación de las mujeres, el ecologismo y la representación igualitaria de las minorías. En la práctica, el pueblo kurdo ensalza su figura allá donde ha implementado sus ideas. Como a un hermano, un tío, “Apo”, en lengua kurda.

Öcalan desarrolló sus ideas encerrado en prisión, aprovechando la redacción de su defensa, que debió desarrollar él mismo. Las “Defensas” se transformaron en una gran hoja de ruta para la liberación del pueblo kurdo, posteriormente divididas en cinco tomos y publicadas bajo el título Manifiesto por una Civilización Democrática. “Cuando escribe esas defensas, las condiciones de aprisionamiento se reforzaron mucho”, explica Mazlum Dinç, uno de los abogados de Öcalan en la Oficina de Asrin. “Cada veinte días le requisaban el papel y el bolígrafo, así como la radio, que sintonizaba un único canal”. Mazlum Dinç ha sido una de las pocas personas que ha podido visitarlo en el último lustro. Los primeros once años de encierro, Öcalan estuvo completamente solo en la isla. Actualmente, comparte su aislamiento con otros tres presos políticos, a quienes solo permiten verse durante una hora al día. Desde 2012 se han permitido un total de cinco reuniones entre Öcalan y sus abogados. “Es una situación muy difícil de dimensionar”, resume Dinç. ¿Qué importancia tienen las ideas de este pensador para llegar a convertirse en el líder político más perseguido por el Estado turco?

Abdullah Öcalan nació a finales de 1940 en el seno de una familia campesina en el sureste de Turquía, en la región de Sanliurfa, en la frontera turcosiriana. Su trayectoria política inicia cuando ingresa en la Universidad de Ankara, donde estudia Ciencias Políticas y desarrolla conciencia de clase. Cercano al marxismo-leninismo y heredero del pensamiento de Mahir Çayan, fundador del Partido Frente Popular de Liberación de Turquía, se considera que Öcalan pertenece a la tercera ola de la izquierda turca. Pronto es detenido en la cárcel de Mamak por su participación en protestas estudiantiles. La universidad fue su primera escuela política y, la segunda, la prisión.

Es en la universidad donde Öcalan desarrolla, con dos compañeros, el manifiesto El camino nacional hacia la revolución kurda, un precedente del PKK. El PKK nacería tan solo un año más tarde, el 27 de noviembre de 1978, en el sureste de Turquía. El surgimiento de la organización, en la que participaron veintidós personas, se inspiró en el marxismo y en los movimientos de liberación existentes en diversas partes del mundo. Desde sus inicios, el Estado turco lo vio como una amenaza que ponía sobre la mesa la existencia de otros pueblos, etnias y religiones sin vínculos con el Islam suní dentro de las fronteras de Turquía. El PKK tenía como proyecto político la lucha por los derechos culturales y políticos del pueblo kurdo, perseguido en todos los países donde tiene presencia: Irán, Irak, Siria y Turquía. En sus orígenes, uno de sus principales objetivos fue la creación de un Estado kurdo independiente.

Öcalan es perseguido y, finalmente, capturado en 1999. Hasta ese momento, el pensador recorre diversos países de Oriente Medio fortaleciendo el proyecto político del PKK. En Líbano se desarrolla el primer congreso del partido y la guerrilla apoya a la Organización por la Liberación de Palestina (OPL) frente a la primera invasión israelí de 1982. En Siria se establece la base del PKK, desde donde declara la guerra al Estado turco. Tras la externalización del movimiento al Kurdistán sirio, iraquí e iraní, cientos de militantes se refugian en otros territorios. Finalmente, con el ascenso del presidente sirio Bashar al Asad, Öcalan es expulsado de Siria y condenado a deambular en busca de asilo. Su detención definitiva se produce en Kenia, donde había realizado escala para llegar hacia Sudáfrica, país que le habían ofrecido refugio. “Lo principal es que Abdullah Öcalan desde el 1993 quiere solucionar el problema político de los kurdos por medio de un proceso político”, afirma su abogado, Mazlum Dinç. “En 1999 llegó a Europa e intentó hacer un proceso político con los Estados europeos, empezar un diálogo, pero se le expulsó de los distintos países hasta llegar a África. Ahí es cuando fue hecho prisionero”.

El juicio se desarrolla en la misma isla de Imrali, donde es declarado culpable de los cargos de traición y de formar y dirigir una organización terrorista armada, y es condenado a muerte. Su sentencia es conmutada por cadena perpetua en 2002, coincidiendo con los esfuerzos del Estado turco por entrar en la Unión Europea (UE). El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) dictamina en 2003 que el juicio había sido injusto y que su defensa había sido restringida indebidamente. “A cada paso, Öcalan ha enfrentado acciones ilegales”, denuncia Mazlum Dinç. “Se sigue permitiendo que el gobierno turco haga oídos sordos. No hay base jurídica para esta detención y debe ser liberado”.

En su encierro, Öcalan desarrolla su tesis del Confederalismo Democrático, criticando la idea del Estado nación como un elemento propio de la política colonial y haciendo compatible la existencia de una autonomía kurda dentro del Estado turco. Hasta el nacimiento del PKK, la realidad kurda apenas había sido tenida en cuenta por la izquierda turca. Hoy existen varios partidos prokurdos en la Gran Asamblea de Turquía, como el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) o el mencionado Partido DEM. Tuncer Bakirhan, diputado por este último, formó parte de la misión de Imrali que permitió a Öcalan extender su comunicado. “Estuve en la última visita a Öcalan”, explicaba Bakirhan el pasado mes de marzo en el Parlamento Europeo. “Hablamos de la situación de Turquía y de Oriente Medio. Me dijo que las tensiones en la región amenazan con envenenar Turquía y que la democracia es el único camino”.

Desde su ingreso en prisión se han desencadenado varios procesos políticos de pacificación entre el PKK y el Estado turco, la totalidad de los cuales han debido pasar por conversaciones con el líder recluido en la cárcel de Imrali. En esta ocasión, el PKK ha aceptado el llamamiento a su disolución, a cambio de la organización de un congreso que lo facilite con la presencia, irrenunciable, de un Öcalan liberado. Frente al silencio del gobierno de Erdoğan, el abogado de Öcalan recuerda la importancia de este comunicado histórico. “Vivimos en un mundo donde se sigue hablando de rearme”, afirma Dinç. “Tenemos que garantizar la coexistencia, ese es el llamamiento que hace Öcalan. Necesitamos una paz digna”.

FUENTE: Beatriz Castañeda Aller / Diario Red