Concentración en Barcelona para denunciar la complicidad del estado español con Turquía

La concentración se produjo en frente de la delegación del gobierno español en la capital catalana. Los concentrados acusaron al gobierno español de complicidad con los crímenes cometidos por el régimen turco.

El viernes 9 de Octubre del 2020, hubo una concentración ante la delegación del gobierno español en Barcelona, convocada por el Comité de Resistencia Internacionalista (CRI), junto con los colectivos Plataforma Azadî i Azadî Jîn, ya que el 9 de octubre, se cumplió un año del inicio de la ofensiva turca "Manantial de Paz" contra el Norte de Siria, una ofensiva en la qual el segundo ejército más grande de la OTAN, usando mercenarios gihadistas, ocupó las ciudades de Gire Spî/Tal Abyad y Serekaniyê/Ras Al-Ayn y la zona que las une, y al sur hasta las afueras de Til Temr y Ayn Issa, mientras la mayoría de estados Europeos se quedaron prácticamente en silencio, o bien, en el caso de España, continuó dando apoyo al estado turco agresor. 

En esta acción de denuncia contra los vínculos del Estado español y el turco, había banderas de YPG, YPJ, TJK-E y por la libertad de Ocalan. Los manifestantes llevaban una pancarta con el lema "España y Turquia, alianza genocida". Se repartieron octavillas que explicaban los vínculos económicos, ideológicos y militares entre España y Turquía.  

La concentración, que llegó a ser de unos 30 manifestantes, acabó tras 45 minutos en los que se leyó un manifiesto en catalán y castellano y se gritaron proclamas como "España arma, Turquía dispara".

A continuación reproducimos el comunicado que se hizo público con motivo de la concentración:


"Hoy estamos aquí, frente a la Subdelegación de gobierno español porque España siempre ha apoyado a Turquía y su ejército, el segundo más grande de la OTAN. Ejército turco que hoy en día junto con sus mercenarios yihadistas provenientes de Siria sigue lanzando cada vez nuevas ofensivas militares, ya no sólo en Oriente Medio pero también en Libia o apoyando a Azerbaiyán en su ataque contra Armenia. Estamos aquí para mostrar nuestro rechazo a la OTAN en cuyo marco el Estado español sigue siendo uno de los últimos miembros de dicha alianza que en actualidad ofrecen ayuda logística y cobertura política a las políticas expansionistas del gobierno de AKP. Estamos aquí para mostrar nuestro repudio a estos dos Estados-naciones, España y Turquía, unidos no sólo por su pasado imperial, colonialista, invasor, asesino de pueblos originarios y negador de la existencia misma de las minorías étnicas, sino también por su insistencia en perseguir a aquel ensueño sanguinario de sus glorias pasadas. 


A pesar de un silencio cómplice o unas habituales y pusilánimes frases de desacuerdo pronunciadas de vez en cuando por líderes occidentales, hoy en día ninguna guerra de exterminio y limpieza étnica serían posibles sin la complicidad de otros miembros de la OTAN. Y el gobierno español siempre ha estado y estará al servicio de lo que se disponga en las altas esferas del sistema y desplegará o no a sus militares en función de sus beneficios, sobre todo económicos. Que haya paz o guerra, que muera mucha o poca gente, es lo de menos. Especialmente si ocurre “lejos de casa”. En diciembre del año pasado, en plena ofensiva militar turca contra Rojava, el presidente español, Pedro Sánchez, y el presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, han estrechado relaciones en una reunión bilateral a Londres, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu, se deshizo en elogios hacia España y señaló que los dos países son "amigos de veras". 


Es cierto que la misión española “Apoyo a Turquía” estacionada en la base militar de Incirlik y que fue creada con el supuesto objetivo de proteger con sus misiles Patriot y un total de 150 militares “la población turca” de los hipotéticos “ataques con misiles desde Siria”, se enmarca en la operación Active Fence de la OTAN, pero la participación no es obligatoria. España ha preferido aliarse con Turquía en vez de seguir la política de los Estados Unidos, los Países Bajos, Alemania e Italia, que han retirado su armamento en señal de protesta por los ataques a Rojava. 


España, sin embargo, nunca ha dudado en dar su apoyo a Turquía, sobre todo en lo que se refiere a la cuestión kurda, siendo indiferente que el Gobierno fuera del PP o del PSOE. Desde los años 90 cuando, por ejemplo, se enviaron aviones de transporte de tropas CN-235, fabricados por CASA, que luego se utilizarían para trasladar a unidades especiales de la gendarmería turca a las provincias kurdas de Turquía, donde miles de pueblos fueron arrasados y despoblados por el Ejército, hasta hoy en día cuando los aviones A400M fabricados por Airbus en Sevilla, se usan para desplegar las tropas de Erdogan o los buques de guerra diseñados por Navantia se construyen en los astilleros estatales de Turquía. Y son muchas las empresas armamentísticas españolas, como Maxam que fabrica explosivos y minas antipersona, Indra con sus componentes electrónicos, Sener con sus misiles, Oeasia con sus sensores, para mencionar algunas que tienen sedes en Catalunya, que venden sus productos a los regímenes como el de Turquía. A su vez, el apoyo financiero de estas empresas viene de los bancos como BBVA, Banc Sabadell, La Caixa o Bankia. El año pasado, 2019, el sector armamentístico español disparó sus ventas en un 8,6%, con Turquía siendo el tercer comprador más importante.


Hace unos meses la Secretaria de Estado de Comercio española recalcó otra vez que “España y Turquía gozan de excelentes relaciones a todos los niveles”. Inversiones, importaciones y exportaciones crecen sin parar, se firman nuevos acuerdos comerciales y financieros. En febrero pasado el embajador turco, Erginay, fue invitado por gobierno de Murcia para estrechar las relaciones con esta región y ha visitado las instalaciones de Navantia en Cartagena. Pero no sólo de armas se trata. El gobierno turco ha justificado en varias ocasiones ante la comunidad internacional que destituía a cargos kurdos diciendo que seguía “la práctica española” y que esta forma parte de la UE, en alusión al 155 en Catalunya. Para España los regímenes reaccionarios siempre han sido un perfecto interlocutor político, colega en los negocios y aliado en combatir la disidencia. 


Pero, en su arrogancia y soberbia, todos los imperios se olvidan que son sólo vestigios del pasado y su único destino seguro, tarde o temprano, es el basurero de la historia. Temen a todo que representa el futuro, porque lo único que saben es revolcarse en sus nostalgias retrogradas y asesinas. Conscientes de su propio podredumbre y lenta agonía son más peligrosos que nunca, pero cuando por fin caen, mueren para siempre. Y es sobre la tierra quemada que dejan atrás donde crecen mejor las esperanzas y utopías, todavía imperfectas pero muy concretas. Como la de Rojava donde se defiende una revolución internacionalista, antipatriarcal y anticapitalista. Como los latidos de corazones revolucionarias en todos los rincones del mundo que se rebelan y luchan contra el viejo orden capitalista, racista y patriarcal generando las millones de utopías todavía por nacer…

¡Viva la resistencia de Rojava!
¡Espanya i Turquía, la alianza genocida!"