El lunes 14 de Junio, acudieron unos 40 manifestantes internacionalistas
y de colectivos transfeministas a la concentración ante la
sub-delegación del gobierno español convocada por el Comité de
Resistencia Internacionalista (CRI).

Con motivo de la reunión que celebraba la OTAN en Bruselas el mismo
día, el acto denunció "que el estado español se vuelve a aliar
con el turco, como todos los estados miembros del OTAN, en esta reunión
donde Europa y los EEUU legitiman, otra vez, con sus alianzas genocidas
y silencios cómplices, las intervenciones militares en los países del
sur global, entre ellas, y en particular las invasiones genocidas de
Turquía en Kurdistan". 

La concentración fue a su vez un acto de solidaridad con la resistencia
en las montañas de Bashur frente la intensificación de los ataques de
Turquia.  Una manifestante habló sobre los últimos acontecimientos
relacionados con la presión de Turquía sobre Bashur y que, junto con el
gobierno del KDP, se está impidiendo la llegada de activistas internacionales de la
Delegación de Paz.
También se mostró solidaridad con la resistencia del pueblo saharaui,
dando espacio durante el acto para que un activista solidario con el Frente
Polisario expusiera la situación en el Sáhara, donde el estado español
también es cómplice del estado Marroquí.

A continuación reproducimos el comunicado de la protesta:

“Estamos aquí hoy frente a la Subdelegación del Gobierno español, con
motivo de la cumbre de la OTAN celebrada hoy en Bruselas, para mostrar
nuestro rechazo a dicha alianza económico-militar y al ejército
español. Las reuniones entre los jefes de Estado y Gobiernos
occidentales, acaban siempre en decisiones y acuerdos desastrosos, e
incluso letales, para los millones de personas que habitan el Sur
global. El expolio y el saqueo de estos territorios siguen siendo el
auténtico objetivo de aquellas alianzas, aunque ahora se denominen
eufemísticamente “necesidades geopolíticas”. Cierto es que en los
últimos años, la diplomacia occidental, y sus intervenciones militares
han dejado de lado la retórica de “civilización y democracia” y abogan
claramente por defender los intereses nacionales propios y una
“estabilidad” al servicio del mercado capitalista mundial que pasa por
encima de la población de los países afectados. En la cumbre de la
OTAN, el gobierno de Biden tiene como objetivo unir a sus aliados e
impedir que Rusia y China se hagan con la hegemonía global. Mientras
tanto, Erdoğan intenta asegurar su propio poder a cambio de su
participación en esta "nueva guerra fría" y recuperar el status en las
cuatro partes del Kurdistán que tenía tras la Primera Guerra Mundial.
Por eso la reunión que mantendrán hoy Biden y Erdogan es uno de los
momentos más importantes de este encuentro, tanto de cara a los
intereses regionales como internacionales.

Desde hace un año y medio el ejército turco, el segundo más grande de
la OTAN, con la ayuda de sus aliados yihadistas, ocupa militarmente
varias regiones del Norte y Este de Siria. Dentro de sus planes
imperialistas, desarrolla desde hace tiempo una campaña militar contra
el pueblo kurdo, bombardeando las montañas del norte de Iraq, a la vez
que mantiene el ataque y la ocupación militar en zonas de Rojava. El
objetivo es el mismo desde hace muchos años: acabar con la guerrilla
del PKK, destruir la resistencia kurda y acabar con la Revolución de
Rojava. Para ello para Turquía, pero también para los intereses
geopolíticos del capitalismo, la destrucción, física y política, del
PKK es imprescindible.

En los últimos años la expansión militar de Turquía y las masacres
cometidas por el régimen de Erdogan han despertado dudas y
distanciamiento en parte de sus antiguos socios occidentales. Sin
embargo, el Estado español, ha apoyado siempre, económica y
militarmente, a Turquía en particular respecto a la cuestión kurda. En
los años 90 se enviaron aviones de transporte de tropas CN-235,
fabricados por CASA, se utilizaron para atacar las provincias kurdas de
Turquía, donde miles de pueblos fueron arrasados por el ejército. Hoy
son los aviones A400M fabricados por Airbus en Sevilla los usados para
desplegar las tropas de Erdogan; empresas armamentísticas españolas
como Maxam, que fabrica explosivos y minas antipersona o Indra que
fabrica componentes electrónicos, Sener misiles, Oeasia sensores...
por mencionar sólo las que tienen sede en Catalunya, siguen vendiendo
sus productos a regímenes como el de Turquía. Sin el apoyo del BBVA,
Banc Sabadell, La Caixa o Bankia esto sería imposible. Hace 2 meses el
Consejo de Ministros, prorrogó otra vez la misión española “Apoyo a
Turquía” para proteger con misiles Patriot y 150 militares la base de
Incirlik, desde donde a diario despegan los aviones de combate para
bombardear las zonas de Siria. El Estado español es y ha sido cómplice
no solo del ataque contra el pueblo kurdo sino que hará lo que haga
falta para complacer a sus aliados más poderosos y asegurarse su
posición en la segunda liga del neocolonialismo mundial. Ayudará a los
Estados Unidos a recuperar su influencia y dominio sobre América
Latina, a garantizar la obediencia de los países africanos, etc.
mediante chantajes económicos y restricciones migratorias. También se
ha ofrecido, para ganar peso en la OTAN, a acoger la próxima cumbre de
OTAN, la de 2022.

Estamos aquí para señalar la complicidad activa del gobierno español
y las empresas españolas con los genocidios cometidos en distintas
partes del mundo. Son cómplices de la aniquilación, perpetrada
sistemáticamente por el ejército turco en norte de Siria y en Iraq,
del pueblo kurdo. En Rojava y en las montañas del Kurdistán se
defiende una revolución internacionalista, antipatriarcal y
anticapitalista. Las que mueren a diario defendiéndola son, como
siempre, la gente local, pero las consecuencias de su posible derrota
pesarán sobre nuestros hombros, sobre todas las luchas. La lucha por la
liberación de Kurdistán, por la defensa de Rojava es una lucha por la
liberación del ser humano. ¡VIVA LA RESISTENCIA DE ROJAVA! ¡VIVA LA
RESISTENCIA DE LA GUERRILLA !”