Con motivo del Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo a las Víctimas de la Tortura el 26 de junio, la campaña Peace in Kurdistan ha emitido una declaración para “insistir en la importancia de recordar al mundo la situación que el líder kurdo Abdullah Öcalan sigue soportando en su celda de la prisión turca donde ha estado confinado y silenciado durante más de dos décadas”.
Öcalan tiene ahora 72 años de edad y ha sufrido frecuentes problemas de salud que muchos consideran agravados por sus condiciones carcelarias. Desde 1999 está recluido por Turquía en régimen de aislamiento en la isla de Imralı, una prisión especial en el mar de Mármara. Esto lo convierte en uno de los presos políticos más antiguos del mundo.
Peace in Kurdistan ha escrito: “Durante este tiempo, al líder kurdo se le ha negado el acceso a su equipo jurídico, se le han negado las visitas periódicas de sus familiares y se le ha impedido comunicarse con sus amigos. Se le mantiene aislado y la supervisión independiente de sus condiciones está muy restringida. Al mundo exterior no se le permite conocer detalles sobre sus condiciones, incluido su estado de salud, lo que hace temer que esté siendo maltratado o que esté gravemente enfermo. Todo ello constituyen formas de tortura.
Turquía se ha negado a tratar a Öcalan como un preso político en un intento de negar su estatus como líder preferido de los kurdos. Turquía ha tratado de menospreciar y humillar a Öcalan como medio de humillar a sus seguidores, que son muchos millones de kurdos. Esto se debe a que los representantes turcos saben muy bien que Abdullah Öcalan sigue teniendo una profunda importancia para los kurdos, que en cada oportunidad disponible demuestran en un número abrumador su apoyo a él y a sus ideas. En realidad, es una expresión del miedo de las autoridades turcas a Öcalan y de la fuerza con la que sus ideas y su mensaje de paz, dignidad y reconciliación resuenan en toda la región”.
La declaración añade: “A pesar del trato intolerable que Öcalan ha sufrido a manos de Turquía, ha permanecido imperturbable en su compromiso por la búsqueda de una solución pacífica del conflicto entre los kurdos y el Estado turco, y la coexistencia pacífica de los pueblos de la región. Sin embargo, los que actualmente ejercen el poder en Ankara han adoptado un enfoque agresivo hacia los kurdos, tratando de sofocar todo rastro de independencia de pensamiento, expresión y organización de los kurdos, dispuestos incluso a eliminar la propia identidad kurda por medio de la fuerza física. Como tal, es el liderazgo político turco del presidente Erdogan, el AKP y sus socios del MHP, el mayor obstáculo para la construcción de una paz duradera dentro de Turquía”.
Peace in Kurdistan ha subrayado que “el trato a Abdullah Öcalan por parte de las autoridades turcas equivale claramente a la tortura. Todos deberíamos tomar nota de ello al conmemorar el Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura y mostrar nuestra solidaridad con todos los que sufren la tortura en todo el mundo.
Sin embargo, Öcalan no es, ni mucho menos, el único preso político retenido por Turquía que ha sufrido condiciones equivalentes a la tortura. Muchos más hombres y mujeres, kurdos y no kurdos, entre ellos activistas políticos, sindicalistas, líderes comunitarios y defensores de los derechos civiles, tienen historias terribles que contar sobre el trato que reciben de las autoridades turcas. La tortura se practica sistemáticamente en Turquía, como forma de silenciar la disidencia, y la cruda realidad es que demasiados detenidos a lo largo de los años no han vivido para contarlo”.
La declaración continúa: “La falta de transparencia dentro del sistema penitenciario turco facilita la tortura y los abusos contra los detenidos. El historial del gobierno de Turquía y la situación política dentro del país no atraen la suficiente atención de los periodistas de investigación de los medios de comunicación internacionales ni de las organizaciones internacionales de derechos humanos. Los poderosos aliados políticos de Ankara, incluidos los de Europa y los Estados Unidos, no se pronuncian con demasiada frecuencia sobre los abusos de poder en Turquía, incluidos los repetidos informes que aportan pruebas de tortura. Para los gobiernos de Europa y los Estados Unidos, el valor económico y geopolítico que tiene Turquía como aliado supera cualquier preocupación por sus violaciones de derechos humanos. Mientras estas acciones del gobierno turco no se cuestionen, la tortura continuará, y los gobiernos de Europa y Estados Unidos también serán responsables de estos crímenes.
En el Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura, Peace in Kurdistan hace un llamamiento a quienes ejercen el poder y tienen influencia para que actúen para eliminar la tortura y prevenir la amenaza de tortura en Turquía, y a los pueblos del mundo para que alcen su voz y se manifiesten contra esta injusticia. Abdullah Öcalan y todas las personas que están encarceladas en las prisiones turcas merecen ser tratadas con plena dignidad como seres humanos; eso significa estar libres de la tortura y de la amenaza de tortura. Esta es una cuestión que nos concierne a todos, porque si quienes ejercen el poder pueden abusar de él sin consecuencias, llegará el día en que nosotros también seamos víctimas de ese abuso”.