Después de que la Gran Marcha de este año contra el fascismo y por la libertad de Abdullah Öcalan fuera interrumpida por la policía el primer día tras las provocaciones de las autoridades, los integrantes no pudieron seguir la ruta prevista durante el segundo día.

En el tercer día aumentó la represión. Durante la reunión programada del martes por la mañana, la policía identificó a todos los asistentes para emitir una expulsión.

Como en los últimos días, se trató de provocar a los participantes y que escalara el conflicto. Las maletas y las pertenencias de las manifestantes femeninas fueron registradas por policías varones.

Los actos arbitrarios pusieron al descubierto el intento de las fuerzas policiales alemanas de intimidar a los manifestantes. Divididos en pequeños grupos, algunos de los participantes fueron empujados a la fuerza a los trenes, mientras que un gran número de inspectores esperaban para multarles por viajar sin un billete válido.

Un comunicado de los activistas dijo:

"Estas medidas no nos quitarán nuestra intención de defender públicamente la libertad de Abdullah Öcalan y de dar ejemplo contra el fascismo en todo el mundo.

Está claro que la policía, justo antes de que se reciba al presidente turco Erdoğan en Berlín, está tratando de intimidar a las voces críticas y crear una imagen de mafia agresiva a través de la provocación. Esto tiene como objetivo asentar una legitimidad para una prohibición general y una acción por la fuerza.

Continuaremos unidos contra estas provocaciones y nos manifestaremos pacíficamente toda la semana como estaba previsto, para hacer que esta estrategia de represión no llegue a materializarse en nada".