El comandante guerrillero Brûsk Amed fue al Kurdistán turco desde París en 2020. Un año antes de su muerte, escribió sobre las revolucionarias kurdas asesinadas en París: “Es nuestro deber continuar el legado de Sara, Rojbîn y Ronahî”.
Brûsk Amed procedía de París. En 2015 se unió a la guerrilla, y pronto se convirtió en comandante en la región kurda del norte, en torno al monte Cilo.
‘Sara dio forma a nuestra lucha’
Un año antes de su muerte, en 2020, escribió sobre la masacre de París en la que tres revolucionarias kurdas, Sakine Cansız (Sara), Leyla Şaylemez (Ronahî) y Fidan Doğan (Rojbîn), fueron asesinadas por el servicio secreto turco en 2013: “No conocí personalmente a mi amiga Sara y nunca la vi. Leí su libro Mi vida fue una lucha. Y conocí a Sara al menos un poco por las historias sobre ella y por las películas sobre su vida que vi en la organización. Sara fue una de las primeras mujeres que participó en la fundación del partido. Por lo que entendí, Sara tenía una determinación especial, coraje. Ella dio forma a nuestra lucha con su devoción a la vida, su camaradería honesta y sincera, su forma de ser y su creencia en la revolución. Su forma de lucha ha guiado la lucha del movimiento de liberación de las mujeres y sus pasos decididos han mostrado cómo las mujeres pueden superar cualquier dificultad en la vida. Ella misma fue la expresión más concreta de la filosofía del apoísmo y una líder en nuestra lucha por la libertad. Su participación activa en todo el trabajo dentro del partido, su gran pasión y moral y su constante papel como figura destacada, tanto en la lucha como en la vida, nos convierten en sus seguidores.
Es un compromiso que proviene de nuestro vínculo con los mártires de París para que continuemos el legado de la lucha por la libertad que nos dejaron mediante una lucha decidida y ganemos la libertad de Rêber Apo [Abdullah Öcalan]. Para librar una lucha real, fuerte y decidida, debemos tener la forma de vida, la camaradería y el apego a la filosofía apoísta que tenían Sara, Rojbîn y Ronahî y los otros muchos mártires. Su creencia en la revolución, su línea de lucha y su personalidad militante, son un ejemplo para nosotros. De esta manera, podemos formar la personalidad necesaria para la victoria y hacer justicia a su memoria”.
