Sıddık Güler, preso kurdo de 85 años, recluido en la prisión de Iskenderun, en el sur de Turquía, y gravemente enfermo según informes médicos, aún no ha sido trasladado al Instituto de Medicina Legal (ATK) para ser examinado, a pesar de una orden de la fiscalía. El partido DEM ha calificado esto como una violación de los derechos fundamentales y ha llevado el caso ante el Parlamento turco.

Güler padece varias enfermedades crónicas, como Alzheimer, problemas cardíacos, hipertensión y reumatismo. El 21 de mayo, la fiscalía de Iskenderun ordenó su traslado al ATK "sin demora" en un plazo de tres días para que se le realizara un examen médico de aptitud para la detención. Según sus propias declaraciones, la prisión informó a la unidad de gendarmería responsable. Sin embargo, más de tres semanas después de la emisión de la orden, el traslado aún no se ha llevado a cabo.

La diputada Newroz Uysal Aslan, del Partido Demócrata, planteó el asunto ante el parlamento. En una consulta escrita dirigida al ministro del Interior, Ali Yerlikaya, denuncia una violación del derecho a la vida y la salud y acusa a las autoridades de mala praxis.

La investigación plantea, entre otras, las siguientes preguntas: ¿Por qué no se ha llevado a cabo aún el traslado? ¿Conoce el Ministerio del Interior los hechos del caso? ¿Se han iniciado procedimientos disciplinarios contra la unidad de gendarmería responsable?

El caso Güler forma parte de un debate en curso sobre el tratamiento de los presos gravemente enfermos en Turquía. Las organizaciones de derechos humanos critican con frecuencia que los traslados o las liberaciones se retrasen o no se lleven a cabo a pesar de la necesidad médica. Las autoridades, por otro lado, señalan "obstáculos organizativos" y enfatizan que cada caso se examina individualmente.

Sıddık Güler proviene de una aldea del distrito de Bismil de Amed (tr. Diyarbakır). En 1994, fue arrestado allí y condenado a cadena perpetua por uno de los infames Tribunales de Seguridad del Estado (DGM) en un juicio arbitrario, acusado de "destrucción de la unidad del Estado turco". Ha figurado durante años en la lista de presos con enfermedades graves de la Asociación de Derechos Humanos (IHD). Sus abogados han intentado en varias ocasiones que se suspendiera el resto de la condena de Güler alegando su incapacidad para la detención, pero han fracasado hasta la fecha debido a la justicia turca.