El cuerpo de Ali Nasır Mullaoğlu, de 15 años, que murió en el terremoto en el Hospital de Formación e Investigación de Hatay, fue arrojado de la morgue a la calle. El hospital saltó a la palestra con el escándalo de dejar morir a los pacientes de la unidad de cuidados intensivos tras el terremoto. En declaraciones a ANF, Eser Mullaoğlu declaró: "Nadie tiene derecho a arrojar el cadáver de mi hijo a la calle".
Eser Mullaoğlu, madre de tres hijos y residente en Hatay, perdió a su hijo de 15 años en el terremoto del 6 de febrero de 2023. Mullaoğlu no pudo contener las lágrimas mientras describía lo ocurrido aquella noche. Dijo: "Durante el terremoto, saqué a mi hijo. Le pedí que esperara allí. Cuando iba a salvar a sus hermanos, le cayó un montón de cemento en la cabeza. Murió en el acto. El mujtar lo metió en el coche y lo llevó al depósito de cadáveres del Hospital de Formación e Investigación de Hatay. Me dijo que me llevara el cadáver de allí. Horas después, envié a un familiar al hospital. Sin embargo, cuando llegó allí, me llamó inmediatamente y me informó de que el cadáver de mi hijo había sido arrojado a la calle. Fui al hospital y encontré el cuerpo de mi hijo en la calle".
Mullaoğlu declaró que el cadáver de su hijo permaneció varios días en un baúl, envuelto en una manta. Afirmando que su marido estaba en el extranjero en el momento del terremoto y que vino en cuanto supo la noticia, la madre dijo que enterraron a su hijo por sus propios medios. Mullaoğlu dijo: "Nadie tiene derecho a arrojar el cadáver de mi hijo a la calle. Estamos hablando de un chico de 15 años. Si mi familiar no hubiera ido al hospital ese día, no habríamos sabido lo que le había ocurrido a mi hijo. ¿Dónde buscaría a mi hijo? ¿Es esto justicia? Metieron los cuerpos en bolsas para cadáveres y sacaron fotos".
Cuando se le preguntó si presentaría una denuncia penal, respondió: "¿A quién vamos a denunciar?".