Padre de dos mártires continúa su lucha

Elî Bekir, cuyas dos hijas cayeron mártires en su lucha de más de 35 años, nunca se ha rendido a pesar de la represión del régimen baazista. Continúa su lucha ocupándose de las familias de los mártires.

Elî Bekir, de 64 años de edad y natural de Dirbesiyê, conoció el Movimiento de Liberación Kurdo al participar en la ayuda a los heridos supervivientes de la masacre de Halabja. No estaba solo, sus hijas Gulistan y Rûken se unieron a su lucha. Desde entonces, nunca se ha rendido. A pesar de la represión del régimen baazista y de la muerte en la lucha de sus hijas, cuyos pasos continúa. Actualmente sirve a la Revolución de Rojava comunicándose con las familias de los mártires.

Bekir es residente en Rojava y lleva desde 1988 sirviendo al pueblo kurdo y contribuyendo a la preservación de los valores nacionales kurdos. Habla así de su devoción por el Movimiento de Liberación del Kurdistán: "La filosofía de Öcalan anima al pueblo kurdo a abrazar sus valores nacionales. Los y las militantes que se sacrificaron por la Lucha de Liberación del Kurdistán no avanzaban por sus propios intereses, sino que dedicaban toda su vida al pueblo kurdo. Eso me impresionó mucho. Por esta razón, he permanecido leal al movimiento desde la Masacre de Halabja, y desde ese día me uní a sus actividades como miliciano."

7 detenciones

Bekir ha declarado que, a pesar de haber sido detenido 7 veces, nunca se ha doblegado ante la persecución del régimen baazista: "El Movimiento de Liberación del Kurdistán no podía actuar cómodamente dentro de Siria. Cada uno de nuestros pasos estaba bajo la vigilancia del gobierno, y quienes quedaban al descubierto eran detenidos y torturados por el régimen de Baaz. Uno de ellos era yo. Numerosas personas desaparecieron. Trabajábamos duro. Estábamos todos los días entre nuestra gente y hablábamos de la lucha y de las ideas de Öcalan. Mientras algunos y algunas de nosotros enseñábamos kurdo en secreto, otros participaban en la organización de actividades. Tuvimos éxito como resultado de todos nuestros esfuerzos".

Encuentro con Öcalan

Bekir ha revelado que su gran sueño era conocer a Öcalan. Dijo: "Ningún líder en toda la historia kurda ha luchado por la nación kurda como Öcalan. Por primera vez, el pueblo kurdo luchaba como un todo. Una lucha pura, honesta y desinteresada. Hubo una enorme participación de todos los sectores de la sociedad. Eran estudiantes universitarios, gente culta y con conocimientos, abandonaban su vida personal y a sus padres, se iban a las montañas y luchaban en las ciudades. Por supuesto, yo también era simpatizante y sentía mucha curiosidad por Öcalan. Estaba casado y tenía hijos, pero había mucho que hacer por mi pueblo. En aquella época, la represión del gobierno era generalizada, y las actividades del Movimiento de Liberación del Kurdistán eran muy intensas. No era fácil ir a ver a Öcalan. A veces, los amigos y las amigas no podían llegar hasta él durante días porque el régimen de Baaz controlaba las carreteras de forma férrea. Unos amigos dijeron en 1995 que llevarían a un grupo de personas a conocer a Öcalan y yo estaba en ese grupo. Mi sueño era verle. Fui a Damasco con un grupo de unas 25 personas y tuve la oportunidad de conocer a Öcalan.

Estuvimos con él tres horas. Hizo valoraciones sobre la familia, la sociedad y la nación kurda. Estábamos fascinados y fascinadas como grupo, en estado de shock, porque se nos presentaban nuevas ideas. Nunca olvidó glorificar y valorar. Solía criticar, aquel día hizo muchas críticas, pero expresaba nuestra realidad y trataba la cuestión de cómo continuar".

Sus dos hijas se unieron a la guerrilla

Bekir ha explicado que tras esta reunión se produjo un cambio en su forma de llevar a cabo la lucha. Y continuó: "En esta lucha se derramó sangre de nuestro pueblo. Nuestro pueblo pagó un precio a cada paso. Una persona que no es libre no es diferente de una persona muerta. Revisé mis actividades hasta 1995 y las encontré insuficientes. Me di cuenta de que no había trabajo más sagrado que servir a la nación kurda y decidí continuar la lucha con mi familia. Mis hijos e hijas empezaron a trabajar en distintas ciudades y a contribuir a la lucha kurda por la libertad. Algunos y algunas de ellos participaron en actividades culturales y artísticas, otros en la enseñanza de la lengua kurda. Gulistan y Rûken decidieron hacerse guerrilleras y ni su madre ni yo nos opusimos a su decisión. Cuando cayeron mártires, nos sentimos orgullosos de ellas y llevamos su lucha hasta nuestros días".