Heftanin: "Ya no pueden detenernos"

Los guerrilleros de Heftanin luchan porque saben que tienen que hacerlo. Luchan para proteger a sus camaradas y defender Kurdistán. Hay amor en sus corazones y victoria en sus mentes.

¿De dónde viene este poder que los hace luchar? ¿Qué es lo que los hace tan decididos? ¿Qué es lo que los hace defender con tanta pasión la libertad y atacar al enemigo con rabia? ¿Dónde encuentran el coraje para desafiar a la muerte? ¿Se trata de matar a la muerte? ¿O es una de las puertas que conducen a una vida libre? Para la guerrilla, parece ser la mejor puerta. Se han puesto en marcha y ya nadie puede detenerlos. En este camino no hay vuelta atrás y los luchadores saben que no puedes rendirte a mitad de camino y que el camino es agotador y difícil. Ningún poder en el mundo puede obligarlos a regresar.

Este camino conduce a Imrali. Conduce al país libre que se ha extrañado dolorosamente durante años. Conduce a una personalidad libre, que de otra manera solo ocurre en los sueños. Este es el camino que han tomado las guerrillas. Llevan armas en la mano, tienen el cinturón de municiones envuelto alrededor de sus caderas, llevan mochilas y agua y pan sobre sus hombros. Llevan zapatos mekap en los pies y una sonrisa en el rostro. Frente a ellos se encuentra un camino pesado y empinado, alrededor de ellos hay árboles y rocas que los protegen. A sus pies está el suelo que les hace acelerar sus pasos. En sus bolsillos tienen fotos de su compañero Abdullah Öcalan, en sus mochilas tienen lo que dejaron sus amigos que cayeron antes que ellos. En sus corazones está el amor y la amistad, en sus mentes la victoria. Han condenado todo lo demás.

Luchan porque saben que tienen que hacerlo. Luchan para proteger a los compañeros que están detrás de ellos y defender el suelo por el que ya se ha derramado tanta sangre. Están luchando contra las fuerzas de ocupación para que sus recuerdos en la montaña no vayan a sus manos. Luchan con el recuerdo de cientos de amigos enterrados bajo tierra. En la resistencia de Heftanin luchan sin perder jamás la sonrisa en sus rostros. Con esto, siempre partían de nuevo. Lo que queda son dos frases dejadas por el guerrillero Armanç Kerboran: "Aunque cuarenta millones de balas nos estén esperando en los cañones de tus fusiles ... ¡Ya no puedes detenernos!".

Que las espinas atraviesen los pies de los soldados que caminan por la hermosa naturaleza de la colorida región de Heftanin en las montañas de Kurdistán. Que las espinas hagan sangrar sus pies. Que la hierba verde que acaricia las manos de los guerrilleros corte la piel de los soldados enemigos como un cuchillo. Que experimenten la violencia de la lluvia y el viento. Que caigan al suelo, para que la ocupación no vuelva a gobernar nunca más en el alto y solitario Kurdistán. Que caigan y no vuelvan a levantarse nunca, para que acabe la crueldad.

Que las tormentas los hagan sordos para que no escuchen las voces de los combatientes. Ojalá se pierdan y no vuelvan nunca cuando salgan en busca de la guerrilla. Que ardan en el fuego ardiente de la guerrilla para dar una lección al estado, que los envió a estas montañas sin pesar. Que sus corazones se conviertan en cenizas, para que ni las águilas que vuelan libremente por las montañas puedan apoderarse de ellos y llevar el corazón de la ocupación a otras tierras. Que se eleven ante ellos los cerros indomables, cimas que hace tiempo que han sido superadas por la guerrilla. Que la guerrilla se llene de energía del sol y compromiso, que se le abran todos los caminos.

Que el poder oculto en el universo, que creo que nos ha creado, y la Diosa o Dios o como se llame, proteja a las guerrillas que luchan por la libertad en Heftanin. Que estén protegidos para que el mundo se vuelva un poco más humano.