En la noche del 1 de febrero, el Estado turco lanzó ataques aéreos simultáneos contra las localidades de Shengal y Makhmur en el sur del Kurdistán (norte de Irak) y la zona de Dêrik en Rojava, norte de Siria.

Estos ataques se produjeron tras los infructuosos ataques de mercenarios del ISIS contra la cárcel de Sinaa, en Hesekê, el 20 de enero. Funcionarios de la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria declararon que mercenarios del ISIS colaboraron con el Estado turco para planear el ataque de Hesekê.

El ataque a Shengal comenzó alrededor de las 22.00 horas, lo que supuso el asalto más devastador desde 2017. Zonas estratégicas de la montaña de Shengal, como Amûd y Çilmeran, fueron fuertemente bombardeadas durante la agresión, en la que participaron numerosos aviones de guerra.

Las imágenes desde el terreno muestran la magnitud del bombardeo. Parece que una vasta región ha sido arrasada.

Las fotografías muestran aves de corral muertas, banderas iraquíes quemadas, piedras esparcidas, muros rotos y árboles dañados.

Cabe señalar también que este ataque se produjo después de una reunión entre el primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, y el embajador de Turquía en Irak, Ali Rıza Güney, en Bagdad, el 23 de enero.

Respondiendo al llamamiento de las asambleas populares, los habitantes de Shengal se reunirán en el puesto de control conjunto de la localidad de Khanasor (Xanesor), que fue atacada a las 10:00 horas, para denunciar los ataques.

El último ataque turco contra Shengal se produjo el 21 de enero y en él murieron el comandante del YBŞ Azad Ezdîn y el combatiente del YBŞ Enver Tolhildan.