China sigue siendo, por tercer año consecutivo, el país que peor encarcela a los periodistas, con 50 de ellos entre rejas. Myanmar ha pasado a ocupar el segundo puesto, tras la represión de los medios de comunicación que siguió al golpe de Estado del 1 de febrero. Egipto, Vietnam y Bielorrusia, respectivamente, completan los cinco primeros puestos.
Ha sido un año especialmente sombrío para los defensores de la libertad de prensa. El censo penitenciario del CPJ de 2021 reveló que el número de reporteros encarcelados por su trabajo alcanzó un nuevo récord mundial de 293, frente a un total revisado de 280 en 2020.
Al menos 24 periodistas fueron asesinados a causa de su cobertura en lo que va de año; otros 18 murieron en circunstancias demasiado turbias para determinar si eran objetivos específicos.
Las razones del incesante aumento del número de periodistas detenidos -este es el sexto año consecutivo en que el censo del CPJ registra al menos 250 encarcelados- difieren según los países. Pero todos reflejan una tendencia clara: una creciente intolerancia a la información independiente.
En un mundo preocupado por el COVID-19 y que trata de dar prioridad a cuestiones como el cambio climático, los gobiernos represivos son claramente conscientes de que la indignación pública ante los abusos de los derechos humanos está atenuada y los gobiernos democráticos tienen menos apetito por las represalias políticas o económicas, afirma el CPJ.
Turquía ocupa el sexto lugar, pero, como ha señalado el CPJ, su represión tras un intento fallido de golpe de Estado en 2016 erradicó efectivamente los principales medios de comunicación del país e hizo que muchos periodistas abandonaran la profesión. El número de presos en Turquía también está disminuyendo, ya que el gobierno permite que más periodistas salgan en libertad condicional para esperar los resultados del juicio o la apelación.