Jinwar es un mundo de mujeres: un pueblo en la región kurda del noreste de Siria. Fundado por mujeres desplazadas por la guerra y la violencia doméstica, es un refugio seguro.
Jinwar significa “espacio de mujeres” en el idioma kurdo local.
Rokan Youssef fue objeto de violencia doméstica en su matrimonio. Escapó y ahora trabaja en la panadería y enseña a otras a cultivar la tierra.
“Como mujer, solo me veían como un ser confinado a la casa y sus deberes. Me trataban injustamente. No podía soportar eso. Aquí, me encontré a mí misma y mi voluntad se hizo más fuerte. Cuando me despierto por la mañana, todas las mujeres van a trabajar en la agricultura y horneamos juntas. La vida se volvió más agradable. Necesitaba esta atmósfera. Necesitaba encontrar el amor que perdí antes”.
Construida en 2018, Jinwar tiene 30 casas que albergan a 20 familias de mujeres y niños.
Yasmine Ahmad se fue de Alepo después de su divorcio y ha vivido en Jinwar durante casi 15 meses con su pequeña hija.
En la aldea también hay una escuela y una academia de formación. Las mujeres pasan el día trabajando y las noches cantando y bailando.
Para Ahmad, fue una nueva oportunidad de vida: “Cambié mucho durante este período, hay una gran diferencia entre cómo era y en lo que me convertí. Ahora tengo una meta y una ambición. Ahora pienso en mi vida y en cómo reconstruirla, sin interferencias de nadie o sin que nadie me controle. Ahora tengo una opinión y puedo criar a mi hija como quiero”.
La jefa de la aldea, Rokan Rojda, dice que las mujeres y los niños siempre son víctimas en conflictos como la guerra civil de Siria, que estalló en 2011.
Los hombres pueden visitar Jinwar, agrega, pero no pueden vivir allí. A los niños se les permite quedarse con sus madres hasta el día en que son adolescentes.
FUENTE: Reuters / Traducción y edición: Kurdistán América Latina