Evaluación de la Academia de Modernidad Democrática sobre la Plataforma de los Pueblos de Europa

La Academia de Modernidad Democrática reunió a casi un millar de personas procedentes de más de 30 países en Viena este febrero para intercambiar ideas y ofrecer soluciones a los problemas existentes.

PLATAFORMA DE LOS PUEBLOS

Mientras recorríamos Europa, discutiendo, proponiendo, creando lazos con un gran número de fuerzas democráticas, en todos sus colores y formas, comprendimos que la Plataforma de los Pueblos de Europa no era sólo una propuesta, era una necesidad. El siglo XXI comenzó con un enorme movimiento antiglobalización. Dio origen al Foro Social Mundial, un impresionante Río de Janeiro 2003, para enfrentar los desafíos del nuevo siglo. Desde entonces, los zapatistas han convocado a un encuentro con organizaciones de mujeres de todo el mundo, se han construido alianzas socialdemócratas y se han establecido diversas iniciativas, sobre todo en forma de contracumbres contra la organización de los poderes de la modernidad capitalista. Sin embargo, ha habido un vacío general, una ONG-ización y una falta de propuestas para procesos de largo alcance. Parte de este vacío refleja también la posición recesiva de las fuerzas democráticas, que se centran en desarrollar el empoderamiento local y no son capaces de ir más allá, aunque entienden la necesidad de esas discusiones internacionales y acciones colectivas. En la ciudad imperial de Viena, entre monumentos en homenaje a la «eternidad» del poder, se pudo ver una ruptura en la tradición europea de décadas de fragmentación de los movimientos sociales durante la conferencia de 3 días, la Plataforma de los Pueblos Europa 2025. Más de 800 participantes de 160 grupos, redes y organizaciones diferentes se reunieron para tomar medidas contra la emergencia del fascismo y el militarismo en la cuna continental del capitalismo moderno. La Plataforma de los Pueblos fue la culminación de un proceso de casi un año de reuniones, debates, esfuerzos intelectuales y conexiones. Este proceso tuvo como objetivo encontrar formas de trabajar juntos, desarrollando la base para los talleres, y creó una base y perspectivas para analizar la situación que estamos viviendo como pueblos en Europa. En los talleres, en los que en cada uno de esos 9 temas participaron entre 40 y 100 delegados, se debatieron los pasos que tenemos que dar para afrontar los peligros y las oportunidades a los que nos estamos enfrentando. Cada grupo elaboró su perspectiva sobre un tema candente de nuestra época. Los trabajos sin duda continuarán.Vivimos una época en la que, como afirmó el panelista William I. Robinson, las tres crisis convergentes del capitalismo global (Cíclica, Estructural y Sistémica) se están encontrando en un punto de caos interno. El capital financiero es el último grito de un sistema que prometía bienestar y ser un cuento de nunca acabar. Este colapso abrió el camino a diferentes escenarios. Ahora, el mundo da la voz de alarma cuando el sistema muestra su cara más cruda, la explotación despiadada, la guerra y el fascismo. Nosotros, como fuerzas democráticas, deberíamos ser capaces de evaluar correctamente lo particular y reaccionar ante ello desde un análisis más amplio, histórico y estructural. La crisis a largo plazo de la civilización capitalista en la que la división entre los seres humanos y la naturaleza, entre los hombres y las mujeres y entre el sujeto-sujeto está alcanzando una fase insoportable.

Fuente: Academia de Modernidad Democrática.

Europa, como germen de la modernidad capitalista, tiene una responsabilidad especial ante el resto del mundo por la crisis que estamos viviendo. Se las ha arreglado para mantenerse bastante limpia de los efectos materiales de las crisis que ha llevado a crear, pero últimamente incluso Europa está al borde de crisis sociales internas e incluso de la amenaza de guerra y de un fascismo resucitado que barre el continente.

Esto (si no lo ha hecho ya) debería confrontarnos con la pregunta: ¿Estamos preparados, como buscadores de libertad y pueblos en lucha, para hacer frente a estas amenazas? ¿Quién si no nosotros (recuperando un viejo eslogan) puede llevar la carga de enfrentarse a estos problemas? Somos conscientes de que puede ser aterrador considerar el ejemplo histórico europeo de principios del siglo XX. Si los movimientos socialistas, comunistas y socialdemócratas de la época, con su fuerza, no fueron capaces de triunfar, tenemos derecho a estar preocupados. Pero estaremos de acuerdo también en que estar preocupados no es suficiente, sino que debemos asumir la responsabilidad de este momento histórico particular, con sus peligros que debemos tener en cuenta y las oportunidades que podemos aprovechar.

Entendemos la Plataforma de los Pueblos como una herramienta para responder a estas preguntas, para reconstruir una fuerza internacional, dentro de su diversidad, para crear unidad de acción, para romper con décadas de fragmentación y sectarismo. Vemos claramente la necesidad de desarrollar una cultura política que nos permita romper con la misma fórmula que lleva a las fuerzas democráticas en Europa a la situación de marginación e impotencia.

Lo que hemos aprendido

El debate ideológico preparatorio que duró más de 5 meses dio lugar a una serie de documentos o marcos teóricos para cada grupo de trabajo. En la conferencia misma esto sirvió de base para el debate, para conocernos y para desarrollar este marco. Trabajamos para entender nuestras diferencias y encontrar puntos en los que pudiéramos estar de acuerdo. En algunos momentos nos sentimos frustrados y el proyecto de unificación quizá parecía demasiado difícil de realizar, pero al final conseguimos identificar muchos puntos fundamentales en los que estábamos de acuerdo. Y surgió una perspectiva para describir el tiempo en que estamos viviendo que nos sirvió para abrir una vía de debate sobre cómo podríamos empezar a trabajar juntos y construir una estructura organizativa. Permítan nos destacar algunos de los puntos políticos que se plantearon.Durante la propia plataforma, las mujeres aportaron una fuente práctica de inspiración por su energía y su voluntad de trascender la mentalidad patriarcal que padecemos en tantos ámbitos de nuestra lucha y que es necesario para encontrar nuevas formas de trabajar juntos. La cuestión de la liberación de la mujer fue también un punto transversal en muchos de los debates. La plataforma nos recordó la necesidad de construir una revolución liderada por los valores de la mentalidad de las mujeres. Sobre todo porque los europeos tenemos la idea de que estamos muy avanzados a nivel mundial en la lucha por la liberación de la mujer. A pesar de ello, hemos visto incluso en nuestras propias organizaciones que sufrimos de actitudes y mentalidades patriarcales profundamente arraigadas. En un sentido más amplio, el hecho de que los feminicidios estén aumentando en Europa nos desafía a cuestionar nuestra autoimagen como sociedad liberada e igualitaria. «El socialismo puede alcanzarse a través de la liberación de la mujer. No se puede ser socialista sin la libertad de las mujeres. No puede haber socialismo. No se puede apostar por el socialismo sin democracia. Mi primera prueba de socialismo es saber hablar con una mujer. Quien no sabe hablar con una mujer no puede ser socialista». -Abdullah Öcalan, mensaje del 8 de marzo de 2025.Un tema central debatido entre los delegados fue también la necesidad de autonomía en todos los aspectos de nuestra lucha. Estuvimos de acuerdo en que la autonomía es un punto clave para nuestras sociedades, organizaciones y las personas que las conforman. Desde cómo sostener nuestras vidas, cómo reclamar la soberanía alimentaria, abordamos la autonomía en un sentido más profundo y mucho más abarcador. Se trataba de la importancia de desarrollar una autonomía alejada del sistema capitalista y de la estructura y mentalidad estatal que lo sostiene. Si no podemos liberarnos de la educación dirigida por el Estado, no podremos desarrollar nuestras propias ideas y actitudes que tanto necesitamos para romper con ese sistema. Al final, nuestra capacidad de decidir sobre nuestras propias vidas, en un sentido colectivo. Vemos llegar la amenaza del fascismo emergente en Europa, pero también entendemos que no se le puede hacer frente con el antifascismo clásico. Se discutió y analizó la profunda conexión sistémica entre capitalismo y fascismo y acordamos que el antifascismo real tiene que tocar todas las áreas de la lucha y no sólo la amenaza física del fascismo. Comienza con la autoeducación de las comunidades, el autosostenimiento y la construcción de economías comunales. Estará liderado por mujeres, jóvenes e inmigrantes y tiene que centrarse en reconstruir el tejido social de la sociedad.

El antifascismo de nuestra era tiene que ser un antifascismo social y el principal ámbito de lucha será reconstruir la sociedad en nuestros barrios y pueblos para que puedan defenderse partiendo de su lucha interna y estando preparados para las amenazas externas que surjan.

Aprendimos que el genocidio no es algo que sólo ocurre en momentos concretos en el tiempo y en el espacio, sino que es una parte integrada de cómo funciona y piensa el sistema del Estado-nación. Por lo tanto, los genocidios que se producen están profundamente relacionados entre sí y con todos los ataques a la sociedad en general. No deberíamos caer en la competición de quién sufre más o menos genocidio. Desde nuestro punto de vista, y compartido por muchos otros, sólo mediante la construcción de estructuras democráticas y confederales de los pueblos del mundo se podrá responder adecuadamente a la brutal realidad del Estado-nación. Debemos liberarnos de la mentalidad colonial competitiva que el sistema nos ha implantado y distanciarnos del acto de jerarquización de las luchas en una especie de «top list» de qué lucha es la más importante. No se trata de nosotros o ellos, es la mentalidad capitalista la que habla. También se alzaron otras voces, identificando no sólo el genocidio físico, sino el genocidio cultural, que se está llevando a cabo dentro de la «Fortaleza Europa» contra los pueblos y alcanzando un peligroso estado de homogeneización. Hay dos paradigmas enfrentados, uno es el paradigma de la modernidad capitalista, el racismo y el patriarcado – el otro es el paradigma de la modernidad democrática, la nación democrática y la vida. Dentro de esa lucha paradigmática todas las luchas están conectadas, desde Palestina hasta Sapmi y Kurdistán.

«Mientras que por un lado la ciencia ha sido castrada por el positivismo y moldeada para oponerse al mundo de las creencias y la moral, por otro lado a través del liberalismo ha transformado un individualismo que destruye la sociedad en un dios nación-estatista capaz de aumentar el individualismo hasta el punto de cometer genocidios.» – Öcalan en «Manifiesto por la civilización democrática, volumen II – Civilización capitalista»

Críticas

A pesar de una evaluación general positiva de la plataforma, que puede ser valorada como un gran paso en este nuevo ciclo de lucha, nos gustaría compartir algunas críticas, entendidas para la reflexión y mejora para nuestra lucha colectiva en el futuro. Las áreas que necesitan desarrollar la autonomía son tantas como los aspectos de la vida misma. Desarrollar la autonomía es liberar nuestras mentes de la colonización que todos sufrimos y construir formas de construir nuestras propias ideas y mentes al servicio de la vida y de la propia existencia. Sin embargo, en ocasiones, también vimos una perspectiva limitada de quiénes se identificaban como «nosotros». Este «nosotros» tenía el defecto de una perspectiva individualista en lugar de una perspectiva de sociedad. Durante los trabajos preparatorios y el propio trabajo de la plataforma, se puso de manifiesto una actitud que revelaba una mentalidad patriarcal, ya que algunos de nosotros adoptamos un enfoque individual y centrado en el poder respecto al trabajo político. En esos momentos, en lugar de buscar el consenso, buscábamos la aceptación de nuestras propias opiniones y agendas. Nuestra perspectiva es, sin duda, crear espacios para compartir la perspectiva política a través de argumentos políticos. Es un error entender la discusión de forma competitiva o excluyente, la regla capitalista de «o mío o tuyo». Vimos la falta de voluntad de buscar la unidad, expresada en formas provocativas de expresar opiniones que crearon conflicto y división en lugar de fuerza en la unidad.

Cuando vemos que surgen actitudes patriarcales y divisorias en nuestro trabajo político, debemos recordar que la lucha de género dura 24 horas al día, 7 días a la semana, y debe librarse en todos los ámbitos de la vida, si queremos hacer del siglo XXI el siglo de la revolución de las mujeres. Esta plataforma es un marco y una base para profundizar en esta lucha y en nuestros debates en torno a ella. También nos da la oportunidad de ampliar nuestra visión de la lucha de género, ya que hemos visto una comprensión limitada de esta lucha entre algunos participantes. Consideramos la liberación de la mujer en el centro de nuestra lucha contra el sistema de clases, contra el colonialismo, el militarismo y todas las formas de opresión. No se trata de una cuestión exclusivamente de las mujeres, sino de todas las personas amantes de la libertad y, por supuesto, los propios hombres deben participar activamente en esta lucha. El sectarismo, un enfoque político profundizado en la izquierda (radical) en Europa, debe ser discutido profundamente entre las organizaciones, encadenado a debates históricos y marcos rígidos, muchas veces también ligados a enfoques personales y egocéntricos. La desconfianza se ha convertido en un punto de partida, a veces cerrando puertas para llegar a un entendimiento mutuo para construir una lucha común.

La solidaridad, especialmente en Europa, necesita ser reevaluada. ¿Cuánto podemos ofrecer a otras sociedades en lucha cuando nuestra propia sociedad está tan fragmentada por el individualismo que apenas es reconocible como sociedad? ¿Es la solidaridad sólo el acto de enviar ayuda material a otros pueblos necesitados? En el espíritu de lo propuesto en la plataforma, debemos reconstruir nuestra propia lucha desde lo local, de manera que podamos encontrar una base ideológica y social sólida para apoyar a los demás.Cabe destacar que en Europa hemos perdido gran parte de nuestra cultura política. En el sentido de perdernos en prácticas de acumulación de poder, con la división como resultado. Debemos volver a aprender a cooperar y a debatir de forma constructiva. Debemos volver a aprender el espíritu de dar y recibir, incluso en términos de opinión y pensamiento. Si no estamos dispuestos a que nos convenzan, ¿para qué vamos a discutir? ¿Debemos buscar el debate o la conversación en nuestra vida política? ¿Es necesario votar sobre todo si desarrollamos una verdadera voluntad y capacidad de comprender a nuestros compañeros y compañeras? El consenso no es un modelo más de decisión, es una actitud de compañerismo y una capacidad de buscar el acuerdo aunque no estemos plenamente convencidos para cultivar un proceso político capaz de progresar.

«Ante todo, la política debe comenzar como una forma de resistencia al poder. Puesto que el poder trata de conquistar y colonizar a cada individuo y unidad social, la política debe tratar de ganarse y liberar a cada individuo y unidad social sobre la que se asienta. « – Öcalan en «Manifiesto por la Civilización Democrática, volumen III – Sociología de la Libertad»

Sin querer generalizar, un acercamiento a la política basado en la propia emocionalidad en lugar de buscar un equilibrio entre emociones y política, ligado a lo dicho anteriormente (individualismo y falta de cultura política), mermó el potencial político de los debates. Como propuesta, es importante leer el momento y el tempo de las discusiones, ser capaz de pensar dos veces al hablar, ¿es mi opinión personal? ¿a quién estoy representando cuando hablo? y ¿qué estoy aportando a la discusión general? Somos conscientes de que en muchos casos, hay un reto en hablar desde una perspectiva organizada, por lo tanto la reflexión que las compañeras y compañeros deben llevarse a casa es, ¿cuánto mejor organizados estaremos en futuras discusiones? Ser sujeto político no es sólo expresar opiniones, aunque esto sea una parte importante. También hay que estar dispuesto a hacer el trabajo, a participar en reuniones, debates y procesos y a formar parte de la configuración del resultado de ese proceso. Quedarse al margen y opinar sobre los resultados de un proceso del que uno no ha formado parte siempre tendrá menos impacto que formar parte de ese proceso y compartir el peso de esa lucha. Hay una buena dosis de trabajo y sacrificio de energía y tiempo necesarios para convertirse en un sujeto político y nos beneficiará aprender a dedicar más de nosotros mismos al trabajo político y menos a mantener un estilo de vida liberal. El mero hecho de estar presente y participar en un proceso político enriquecerá ese proceso con tus colores e ideas y es el primer paso hacia la construcción de una sociedad democrática.Tenemos por delante una larga y difícil lucha contra el individualismo y el liberalismo en nuestras personalidades. En Europa, más que en ningún otro lugar, nos hemos visto afectados por los esfuerzos del sistema capitalista para fragmentar nuestras sociedades y crear personas que se ponen en contradicción con su entorno. Esto tiene profundas repercusiones en nuestro trabajo político. Anteponemos nuestras opiniones a las de los demás e insistimos en ellas hasta el punto de crear división sin tener en cuenta el daño que estamos causando a la comunidad. Es importante tratar de tener razón en nuestros pensamientos y opiniones, pero también tiene valor defender y construir nuestras relaciones de compañerismo con otras personas. A veces tener razón no es el único valor a defender y es importante buscar el equilibrio en este acto. Como sociedad bajo gran influencia liberal a menudo olvidamos este equilibrio en favor del «yo» en ese equilibrio.

Hay algunas formas de arte político que quizás hemos olvidado y que pueden parecer obvias pero todos estaríamos mejor si pudiéramos revivirlas y fortalecerlas en nuestras vidas políticas. Como escuchar y tratar de entender lo que realmente se está diciendo en lugar de aplicar sólo nuestros propios patrones de pensamiento a lo que alguien está tratando de decirnos. La capacidad de ofrecer una crítica constructiva tampoco consiste sólo en expresar críticas. Sino que también tiene que llevar en sí misma la voluntad y la apertura para admitir que quizás estoy equivocado o que quizás debería centrarme primero en la autocrítica antes de criticar a los demás. Como también entendemos las críticas es que cuando se expresan, son también una reflexión que hay que hacer internamente. Por lo tanto podemos hacer la siguiente reflexión: a veces incluso lo que se expresa como crítica es nuestro interior intentando decirnos algo sobre nosotros mismos. La reflexión interna y externa es un viaje dinámico, emocional y complicado y merece mucho esfuerzo.

Pasos futuros

Al igual que las internacionales socialistas de los siglos XIX y XX, los Foros Sociales Mundiales del siglo XXI y todas las demás conferencias internacionalistas, esta plataforma sólo será tan grande e importante como los resultados duraderos y la organización que consiga construir. Será juzgada en la historia por la transformación política y sistémica que consiga impulsar. Nos encanta encontrarnos con nuestras amistades y afinidades, ya que las oportunidades para ello son muy limitadas, pero nuestra motivación es lo que podemos construir y organizar juntos. Nuestro objetivo es reparar el tejido social de las sociedades del mundo y para ello es necesario vincular las perspectivas que hemos generado al ámbito local, donde la lucha diaria continúa.

El objetivo no es tener una plataforma, el objetivo es fortalecer los movimientos sociales, las organizaciones de izquierda radical en Europa y fuera de ella. Abdullah Öcalan lo ha expresado de muchas maneras y en muchas ocasiones y siempre ha hecho hincapié en la importancia central de organizarse, de construir una organización para tener una plataforma sobre la que podamos actuar. Somos tan fuertes como estemos organizados y esto es lo que buscamos con la Plataforma de los Pueblos.

La Plataforma de los Pueblos ha abierto un espacio de debate en el que podemos repensar y reevaluar nuestras prácticas políticas aprendidas.

Esta plataforma tiene ahora que tomar conciencia de su propia existencia y conducirse hacia formas más fuertes y más grandes. Se ha creado la oportunidad para que los pueblos que viven en Europa se unan en un frente y desafíen de verdad al sistema capitalista. Y para que esto ocurra la plataforma tiene que seguir tejiendo relaciones con más organizaciones, más temas y con nuevas formas. Construyendo juntos la estrategia e inventando nuevas tácticas para ganar contra el sistema a través de la unidad en la diversidad. Creemos que el siguiente paso importante de esta plataforma tiene que ser local. Todas las organizaciones tienen que explorar junto con otras organizaciones locales cómo construir la Plataforma de los Pueblos en sus propias ciudades, pueblos y países.

Conclusión

Sinceramente, el acto de clausura de esta plataforma fue hermoso, pero también sentimos un poco de aprensión. No es la primera conferencia internacional de la que formamos parte como movimiento y durante, por ejemplo, la conferencia Mujeres Tejiendo el Futuro en Berlín en 2022 y la conferencia Jóvenes Escribiendo la Historia en París en 2023, la última parte de esos eventos fue una explosión de energía, baile y celebración. Esta vez no sentimos esa intensidad que habíamos sentido anteriormente. Pero también creemos que puede haber sido por una buena razón. Como organizaciones europeas, hemos sufrido durante mucho tiempo la plaga de la división y la idea de trabajar juntos a veces nos parecía casi un sueño lejano. Pero por fin hemos visto que somos capaces de transformar esa situación en una de cooperación y fuerza en la unidad. Pero, por supuesto, estamos resolviendo problemas de larga data, es normal sentir algunas dudas. Pero teniendo esto en cuenta, estamos seguros de que la próxima vez nos reuniremos sabiendo con certeza que realmente tenemos la capacidad de reunirnos, debatir y construir juntos, entonces posiblemente la celebración vendrá de un lugar de más valentía y alegría. Estamos más cerca de construir una organización continental que pueda desafiar a la modernidad capitalista de lo que hemos estado en mucho tiempo. Y como alguien del público dijo el último día, quizás deberíamos considerar cambiar el nombre de «Plataforma de los Pueblos de Europa» a simplemente «Plataforma de los Pueblos» porque las próximas plataformas pueden y deben proyectarse mucho más allá de Europa.

¡Viva el confederalismo democrático de las mujeres, de los jóvenes y de los pueblos del mundo!