La Comunidad de Mujeres del Kurdistán (Komalên Jinên Kurdistan, KJK) envió un mensaje a la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA) con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en el cuál expresó lo siguiente:
“En primer lugar, las saludamos en este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y con él a todas las mujeres del mundo que luchan contra la dominación masculina, el colonialismo, el fundamentalismo religioso, el nacionalismo y el capitalismo. Conmemoramos respetuosamente a todas las mujeres revolucionarias que han perdido la vida por esta causa y renovamos nuestra promesa de mantener viva su memoria en nuestra lucha y hacer realidad sus sueños.
Aunque luchamos contra diferentes fuerzas coloniales y patriarcales en diferentes países, somos conscientes de que estamos luchando contra diferentes versiones del mismo sistema. Por eso vemos su lucha como nuestra propia lucha y la llevamos como propia.
Hoy, en medio de una Tercera Guerra Mundial, vemos más claramente que el sistema capitalista se alimenta de la crisis y la explotación. El sistema capitalista patriarcal ha movilizado todas sus capacidades a la violencia para mantener su dominación. Cada día se libran nuevas guerras, se desplaza a personas y se confiscan sus tierras y recursos. La muerte, la pobreza, la migración y la tortura son infligidas a las comunidades. Las mujeres y los pueblos no pueden respirar bajo este sistema.
Aunque los Estados-nación, que forman parte del sistema capitalista, luchan entre sí por la dominación mundial, lideran su verdadera guerra contra las mujeres, los pueblos y la naturaleza. Es como si en todo el mundo se librara una guerra no declarada contra las mujeres. Estos ataques feminicidas constituyen ataques contra el conjunto de la sociedad, sus valores y su naturaleza. Que el mundo entero se esté convirtiendo hoy en una zona de guerra es un resultado directo del patriarcado. Al ver que el siglo XXI será el siglo de las mujeres, el sistema estatal hegemónico masculino, a pesar de todas sus contradicciones, ha lanzado un ataque conjunto físico-psicológico-económico y, lo más importante, ideológico contra las mujeres. Las mujeres que no obedecen, que han adquirido conciencia, que se han levantado y organizado, son su mayor pesadilla. Por esta razón, los asesinatos contra mujeres pioneras se han intensificado en los últimos años y decenas de miles de ellas han sido encarceladas. Todo acontecimiento que represente la revolución de las mujeres está bajo el ataque total del sistema. Hoy, los territorios revolucionarios de Rojava, donde se está construyendo un sistema de mujeres, están bajo el ataque ininterrumpido del estado fascista turco ante los ojos del mundo.
El sistema estatal hegemónico masculino no se da cuenta de que estos esfuerzos son inútiles porque ningún ataque puede detener la realidad de que el siglo XXI será el siglo de la revolución de las mujeres. Vemos esto tanto en nuestra lucha como en la de ustedes. Ninguna opresión y persecución nos disuade de nuestra lucha. Al contrario, fortalece nuestra determinación de hacerlo.
Que la lucha de las mujeres no es sólo una lucha por los derechos de las mujeres se vio en los levantamientos en Irán cuando todos los oprimidos se unieron bajo el lema JIN JIYAN AZADÎ. Todos los pueblos de Irán, hombres, mujeres y niños, declararon ante sus verdugos que la verdadera libertad pasa por la libertad de las mujeres. Si nosotras, las mujeres, nos unimos contra todas las políticas de divide y vencerás del sistema dominado por los hombres, construimos nuestra organización a nivel local, regional y universal, y desarrollamos nuestra autodefensa, ningún poder podrá derrotarnos. Como vuestras hermanas decimos: no tenemos nada que perder, pero tenemos vidas libres y todo un mundo que ganar”.