A medida que el gobierno turco se vuelve cada vez más autoritario, las condiciones carcelarias, que ya reflejan la forma en que se gobierna el país, han empeorado. En el clima actual, incluso corear consignas se criminaliza y se utiliza como motivo de arresto. Las nuevas cárceles de tipo Y y S, que superan incluso a las famosas instalaciones de tipo F en términos de aislamiento, se han convertido en lugares donde a las y los presos políticos se les niega, en la práctica, el derecho a respirar. Estas llamadas cárceles "tipo pozo", donde no llega la luz del sol y no hay contacto con otras personas ni se ven rostros, han infligido daños psicológicos y físicos tan graves que muchos presos políticos han recurrido a huelgas de hambre solo para visibilizar su sufrimiento. Una de las personas liberadas recientemente, Cafer Erözsoy, de 27 años, representante en Esenyurt del Partido Socialista de los Oprimidos (ESP), habló con ANF sobre su experiencia.
Erözsoy enfatizó que el cierre de estas cárceles “tipo pozo”, que ignoran la dignidad humana y representan una amenaza para todas las personas de oposición, debe ser un tema a tratar, con máxima prioridad, en la agenda pública.
"Me apretaron la cabeza y me golpearon durante varios minutos"
Cafer Erözsoy fue uno de los 34 socialistas arrestados durante la represión política dirigida contra el ESP.
Erözsoy, trabajador metalúrgico de profesión, señaló que su participación en las protestas contra los nombramientos de fideicomisarios y las muertes de trabajadores fue considerado motivo suficiente de su encarcelamiento.
Relató que la mañana del 21 de enero de 2025, la policía armada de operaciones especiales allanó su casa en Esenyurt: "Derribaron la puerta y entraron en la casa con armas de fuego. Tras obligarme a tirarme al suelo y esposarme, me presionaron la cabeza y me golpearon durante varios minutos. Me patearon en el estómago y por todo el cuerpo. Me pidieron la contraseña de mi teléfono. Cuando me negué, empezaron a estrangularme. Destrozaron la casa durante casi una hora y media. Confiscaron libros publicados legalmente".
“Intentaron obligarme a dar falso testimonio”
En la Jefatura de Policía de Estambul, en la calle Vatan, Erözsoy fue engañado por agentes que le dijeron a Cafer "Tu abogado está aquí", solo para presionarlo a realizar falsas declaraciones contra sus compañeros. Sin embargo se negó a obedecer.
Erözsoy también reveló que, incluso antes de la represión política, había sido amenazado por dos individuos que se identificaron como policías: “Antes de ser arrestado, mientras caminaba por la calle, dos agentes vestidos de civil me agarraron de los brazos y me amenazaron. Dijeron: 'Dejarás ESP y abandonarás la lucha. Si no, tú, tu familia, todos ustedes, sufrirán las consecuencias'. En aquellos días, no fui el único. Muchos de nuestros amigos fueron amenazados de la misma manera. Sus familias también fueron atacadas. Algunos incluso fueron presionados para convertirse en informantes. Dijeron: 'Únete a sus filas, espía para nosotros y te pagaremos 30.000 liras turcas al mes'. Un día después de que hiciéramos una declaración pública sobre estas amenazas en la Asociación de Derechos Humanos (IHD), allanaron nuestras casas y nos detuvieron”.
El director afirmó que no hubo prácticas inhumanas.
Tras cuatro días bajo custodia policial, Cafer Erözsoy compareció ante el Tribunal de Çağlayan y fue arrestado formalmente junto con otras 34 personas. Inicialmente fue enviado a la prisión de Mármara en Silivri, pero un mes y medio después, él y cinco de sus compañeros fueron trasladados repentinamente, contra su voluntad, a la prisión de Karatepe tipo Y.
Erözsoy recordó que, en cuanto llegaron a Karatepe Y-Type, el director de la prisión se dirigió a ellos y les dijo: "Aquí no se realizan prácticas que atenten contra la dignidad humana". Poco después de hacer esa declaración, el director se marchó y comenzó la tortura. Describió cómo los guardias de la prisión los obligaron a desvestirse: "Nos inmovilizaron y nos quitaron la ropa a la fuerza, dejándonos solo la ropa interior. Luego, pasaron mi ropa por una máquina de rayos X. Lo más impactante es que, justo antes del registro corporal, el director vino y dijo explícitamente que no se realizaban prácticas inhumanas en esta institución. En cuanto se marchó, comenzaron las violaciones de nuestra dignidad".
"No puedes ver el sol ni respirar el aire"
Erözsoy dijo que inmediatamente después de la tortura y el registro corporal, cada uno de ellos fue colocado en celdas individuales alineadas a lo largo del mismo pasillo. Describió las condiciones de la siguiente manera: “Hay seis celdas individuales, una al lado de la otra, en un pasillo. A cada uno nos colocaron en una celda separada. La ventana de la celda tiene una barra de metal y una mosquitera, por lo que no se puede ver la luz del sol ni respirar aire fresco. No entra aire. Cuando nos despertamos por la mañana, ni siquiera sabemos si hay sol o está nublado. Solo lo sabemos durante la hora y media que se nos permite salir al patio cada día. El patio está en la planta intermedia, de solo 10 metros cuadrados, y se siente como una jaula. El cielo está bloqueado por cables electrificados. Esperas 24 horas solo para ver un pequeño atisbo de cielo. Las celdas en sí tienen apenas cuatro escalones de largo. Dentro están la ducha, una pequeña encimera de cocina, un armario y el inodoro. No hay espacio para caminar. Se permiten 50 litros de agua caliente al día. Si te duchas, no puedes lavar la ropa ni los platos. Incluso si lavas la ropa, no hay dónde colgarla. Cuando nos trajeron por primera vez no nos dieron agua potable ni artículos de higiene durante cinco días. Era marzo, y aunque hacía frío, no nos dieron mantas. Apreté el botón de llamada a los guardias muchas veces, pero nadie vino. Me sentí como si me hubieran arrojado al fondo de un pozo donde nadie escucha tu voz y nadie existe.
"Nos pusieron en celdas solitarias por rechazar la vigilancia las 24 horas"
Erözsoy declaró que habían presentado peticiones para ser trasladados fuera de la prisión tipo pozo, pero en lugar de ser reubicados, él y otros dos presos fueron recluidos en una celda vigilada por cámaras las 24 horas. Señaló que estas cámaras también grababan los baños y las duchas dentro de la celda. En protesta, taparon las cámaras y, durante cinco días, sufrieron constantes amenazas por parte de los guardias.
Como se negaron a aceptar dicha vigilancia, el director de la prisión acudió personalmente y los amenazó. Erözsoy detalló que: "Como nos resistimos a las cámaras, nos trasladaron a la fuerza a celdas de aislamiento en la planta baja de la prisión, que aún estaba en obras. Nadie había sido colocado allí antes que nosotros. No había agua caliente y las celdas estaban llenas de arena de construcción. Limpié la arena yo mismo y, después de cuatro días, les dije que no comparecería ante el tribunal a menos que abrieran el agua caliente. Solo entonces lo abrieron. Poco después, comencé una huelga de hambre indefinida. Diez días después, comparecí ante el tribunal por primera vez y me liberaron con una sentencia".
"Las cárceles tipo pozo deben cerrarse"
Erözsoy enfatizó que estas cárceles de pozo se construyeron para quebrantar la voluntad de revolucionarios que no podían ser silenciados mediante presiones, amenazas, detenciones ni arrestos. Subrayó que estas instalaciones representan una amenaza para todos los y las disidentes y agregó: “Hay presos gravemente enfermos en la prisión de Karatepe. Vi a reclusos en sillas de ruedas cuando los llevaban al teléfono. Vi a presos con extremidades amputadas. Imaginen a estos presos enfermos recluidos en celdas de aislamiento. Nadie debería permanecer en silencio ante esto. Estas cárceles de pozo son lugares que violan la dignidad humana en todos los sentidos. Están diseñadas exclusivamente para destruir la salud mental de las personas. Cualquiera que se considere humano debe oponerse a esto, y el cierre de estas cárceles debe ser un tema prioritario en el debate público”.